Obélix y Compañía

"Lo que va a seguir será difícilmente comprensible para aquellos que no están familiarizados con el mundo de los negocios antiguos. Más aún, teniendo en cuenta que todo esto es impensable hoy día, pues a nadie se le ocurriría probar a vender algo completamente inútil..."

Obélix y compañía es el último trabajo que realizó René Goscinny como guionista de Astérix antes de su fallecimiento en 1977. La historia comienza cuando uno de los mejores destacamentos de legionarios romanos enviados por Julio César para conquistar el pueblecito galo son vencidos y desmoralizados a las puertas del mismo por Obélix únicamente. ¿Por qué sólo él? Porque el resto de sus camaradas deciden regalarle esos romanos como regalo de cumpleaños (la escena de un Obélix cargado de cascos romanos, emocionado y agradeciendo a lágrima viva "un regalo de tan buen gusto" no tiene precio). Semejante humillación es demasiado para César, quien decide seguir los consejos de Cayo Coyuntural, miembro de la Escuela Imperial de Administración, para convertir a "esos aldeanos locos" y sometidos y decadentes ciudadanos del Imperio. Y para ello, Coyuntural convertirá a la aldea en una exportadora... de menhires.

De esta forma Goscinny y Uderzo ilustran la creación de una burbuja especulativa, centrada en la producción de un artículo verdaderamente insólito (las palabras de Panorámix "y lo más divertido es que se sigue sin saber para qué diablos sirve un menhir" son claramente explicativas), la explosión de la misma cuando la demanda no suple la oferta, y conceptos socioeconómicos como la creación de necesidades gracias a las técnicas de márketing, los métodos y formas de publicidad, los monopolios, la oferta y la demanda... etc, y simboliza de forma magistral el mundo de los negocios modernos, así como la acción deshumanizadora del dinero, capaz de convertir a buenos vecinos y amigos en implacables competidores.

Aunque, afortunadamente, todo acabe con bofetadas para los romanos y gran banquete de jabalíes al final.