Ayer sábado me desperté con la
noticia de que Chipre había sido rescatada por la UE. No habría prestado mucha de
no haber sido por los truculentos detalles del rescate. En especial el hecho de
que a cada cuenta corriente chipriota se le van a confiscar en concepto de impuesto un 6,75 % de lo depositado para aquellos depósitos de menos de 100.000 euros y el 9,9 % para las que tengan más de 100.000, como garantía al rescate.
Dicho así en frio puede parecer poca
cosa, pues en el marco de una serie de
rescates cuyas medidas suponen un empobrecimiento sistemático de los ciudadanos
que viven en el Sur de Europa, esta medida no parece aportar novedad alguna.
Pero si analizamos el trasfondo
de lo que supone, esta sienta un precedente peligrosísimo en la modalidad de
rescates y podría derivar en una desconfianza generalizada que a la postre, podría
destruir (espero equivocarme) todo el sistema bancario europeo y el euro.