Existe en España una barrera que impide a la gran mayoría de partidos políticos obtener representación. Esa barrera es determinante y expulsa a la mayoría de la competición democrática y crea conceptos tan deplorables como el voto útil.
Es ese 3 % de voto mínimo que hay que alcanzar en las generales (5% en el caso de las elecciones municipales y autonómicas). No es la ley de D'Hondt, puesto que esta no es más que un sistema de asignación de escaños o asientos. Es simple y llanamente una cúpula de cristal creada a propósito para impedir o dificultar en extremo llegar a cualquier asamblea o parlamento a nivel nacional, autonómico, provincial o local.
Esta cúpula o barrera, convierte el sistema democrático en puramente mercantilista. Una mera democracia económica. El que tiene más dinero, más medios, más repercusión es el que más posibilidades tiene de obtener representación. Además, el propio sistema político español favorece que aquellos que obtienen representación, obtengan financiación. En especial, aquellos partidos que detentan el poder.
En resumidas cuentas, quien tiene el dinero, tiene el poder, y viceversa.