martes, 22 de febrero de 2011

Democracias que no apoyan la democracia

Lo mismo que puse una foto con Zapatero, podría haber puesto una con Aznar, por si las suspicacias
Independientemente de que uno personalmente crea que la democracia representativa necesita muchas mejoras, también reconozco, como todo el mundo civilizado, que la peor de las democracias es 1.000 veces mejor que la más benevola de las dictaduras.

Sin embargo siempre me ha llamado poderosamente la atención la poca coherencia ideológica que muestran los gobernantes de los países civilizados a la hora de defender tan loable causa. Y eso que se les llena la boca de decir que la gente vote y participe cuando se acerca un proceso electoral. En cambio no hacen la misma pedagogía a la hora de defender la democracia en el mundo.

Tamaña paradoja, o hipocresía más bien, se me antoja particularmente llamativa en el caso reciente de las revueltas en Libia.


Libia lleva 40 años gobernado por Gadafi, uno de los tiranos más excéntricos y malvados que rondan por el mundo árabe. Sin embargo se le han consentido todo tipo de atrocidades y caprichos sin la menor de las condenas.

Ahora, el pueblo libio, espoleado por los recientes casos de Tunez y Egipto, trata de alcanzar mejoras democráticas. Pero Gadafi, sin piedad, se dedica a aplastar con la mayor de las violencias cualquier revuelta.

Tan grave es la cosa, que el caso de Mubarak en Egipto, al lado de Gadafi, parece una inocentada. Gadafi ha tomado todas las medidas habidas y por haber para aplastar la insurgencia democrática. Lo más grave y lo que más me ha llamado la atención, fue el envio de aviones para bombardear manifestantes.

Dada la censura a los medios de comunicación y el corte de internet, las noticias que llegan de allí son escasísimas, pero no cabe duda, que si han llegado noticias como lo de los bombardeos, es que lo que está pasando es mucho más grave. Y temo que se esté produciendo un genocidio. Realmente bombardear manifestantes es un acto genocida por si solo, pero temo mucho más las represalias que se puedan estar tomando y que no nos llegan.

Mientras tanto, ¿que hace la comunidad internacional? Pues calla o solo hace lo de siempre, condenas formales y de palabra. Pero no interviene.

Una cosa es invadir un país como Irak, en donde la gente no estaba preparada para la democracia y otra quedarse sin hacer nada cuando la sociedad libia está reclamando, al igual que la egipcia, reformas democráticas.

Una democracia no puede consentir, por su propia naturaleza, que se cometan genocidios en otros países, aunque por si sola no pueda imponer la democracia en esos países. Y yo creo que la comunidad internacional no puede esperar a ver como se desarrollan los acontecimientos cuando Gadafi está cometiendo atrocidades propias de alguien obsesionado, que ha perdido definitivamente el juicio.

Esta pasividad, me temo, se debe a razones económicas. Libia tiene importantes reservas de petróleo y gas. Lo que temen los gobiernos occidentales es que un nuevo gobierno restrinja más la producción de crudo.

Es realmente triste que se supedite los derechos humanos y la libertad de los individuos para decidir quien les gobierna, a cuestiones económicas. Más aún cuando estás impidiendo, por tu pasividad, que esos regímenes te alcancen, o aspiren a tener una democracia como la tuya.

¿Que legitimidad puede tener un gobierno democrático que no defiende en el mundo el sistema en el que se mueve? Esto me lleva a preguntarme si bajo la democracia representativa somos tan libres como deberíamos o dicho de otra forma, si realmente nuestros gobernantes no preferirían reducir nuestras libertades a la mínima expresión si pudieran.

Artículo también visible en Plataforma Democracia Directa

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