Entre morritos y plumeros

Hace unos cuantos días, el alcalde de Valladolid, el señor Javier León de la Riva, se llevó el premio al discurso más nostálgico por sus palabras sobre los "morritos" de nuestra nueva ministra de sanidad, Leire Pajín. Nostálgico porque este tipo de palabras hacen recordar tiempos de hace por lo menos cuarenta años, cuando la mejor forma de darle más autonomía a una mujer era "agrandándole la cocina", como dice el chiste. Pero claro está, no terminamos de enfriar el tema cuando ahora son los populares los que reaccionan ante unas declaraciones de José Blanco: "Se les ve el plumero. Bueno, a Rajoy no es tan difícil, ya sabéis de lo que hablo".

Pues bien, ahora es cuando la gente me va a colgar de un pino (y no especifico de dónde). Porque personalmente me trae sin cuidado lo "afortunado" o no de las palabras (aunque considero que es más grave las declaraciones del alcalde de Valladolid). Lo verdaderamente inquietante es el circo mediático que han formado y la excesiva sensibilidad de muchas personas. cuando hay otras muchas cosas que requieren de más atención. Si las declaraciones del señor León de la Riva no hubieran salido en primera plana, Leire Pajín hubiera seguido trabajando de forma normal en solucionar los problemas sanitarios de los españoles. Y claro, como las desgracias nunca vienen solas, ahora son los populares los que ponen la voz en el cielo al escuchar a José Blanco insinuar una supuesta homosexualidad de Mariano Rajoy (creo que es por las "plumas" del plumero, no lo tengo muy claro). Estoy de acuerdo en que las personas (y todavía más los políticos que viven de sus palabras) deben vigilar lo que dicen, pero creo que toda esta situación se está saliendo de madre.

Hay diferencias entre ofensa y daño. Si algo o alguien te hace daño (te hiere físicamente en contra de tu voluntad) no eres cómplice de la herida (bueno, por lo menos en la gran parte de los casos), pero la ofensa es distinta. Si alguien o algo te ofende, te insulta de un modo u otro, eres cómplice del insulto ¿Por qué? porque te lo tomas como una ofensa. Creo que este punto no lo terminamos de pillar de forma coherente. Y yo también me incluyo: Entro al trapo con una facilidad pasmosa, me pico con cualquier tontería. ¿Os acordáis de cuando érais niños y había gente que se metía e insultaba a unos pocos simplemente porque reaccionaban ante los insultos? No sé, todo este comportamiento me recuerda horriblemente a eso.Y ya saben lo que dicen: "El que se pica ajos come", sea cierto o no. Si esta ofensa repercutiera en daño (no sé, un acuerdo roto, un contrato perdido, la misma ministra perdiendo su puesto...) pues sí que habría que actuar, pero con estas reacciones lo único que ocurre es que se le está dando notoriedad a una persona que no debería salir en ningún medio, animándole a seguir con su política (el caso es salir por la tele para que no se olviden de él ¿no?).

Quizás todavía no hayamos crecido y continuemos siendo niños con disfraz de personas adultas. Lo más positivo del asunto es la reacción de la propia ministra, que ha seguido con lo suyo y lo más que ha hecho ha sido solicitar una disculpa pública. Bravo. Porque, a fin de cuentas ¿qué es más preocupante, los morritos de Pajín o el plumero de Rajoy? Personalmente considero que es más preocupante la noticia que dice que según la fiscalía anticorrupción Esperanza Aguirre ganó las elecciones con financiación ilegal, pero que el delito ya ha prescrito y no se puede hacer nada al respecto. Aunque no se si lo más preocupante es la noticia o la falta de cobertura mediática que ha tenido, en comparación con lo del alcalde de Valladolid. Vamos, digo yo.