No tengo suficientes calificativos para describir todo lo sucedido en
torno al convocado y posteriormente retirado referéndum de Papandreu en Grecia
de esta semana.
Realmente es tremendo y escandaloso lo que ha pasado. En
cierto modo ya intuíamos el desprecio que tienen los políticos de los procesos
democráticos, especialmente cuando no pueden controlarlos, pero esta semana los
políticos han quedado totalmente retratados como unos déspotas que para lo
único que quieren la democracia, es para ser elegidos.
Pero empecemos con la serie de acontecimientos que han
desencadenado el mayor escándalo democrático y de invasión de la soberanía
popular que se ha visto en la historia.
Tras la cumbre Europea de la semana pasada, en la que se
volvían a imponer unos leoninos recortes a Grecia a cambio de la condonación de
parte de la deuda que tenía contraída con los acreedores franceses y alemanes,
parecía que toda la crisis estaba solucionada.
Pero he aquí que llegó Papandreu, el primer ministro griego,
para echar una especie de pulso a Europa y la oposición consciente de las pocas
posibilidades de ser reelegido. Decidió someter a referéndum los acuerdos de la
cumbre para que fueran refrendados por el pueblo griego.
Aquí, no nos equivoquemos, no hay una especie de
reconversión milagrosa de Papandreu a la democracia real. Hay que tener en
cuenta todo el recorrido de la crisis hasta llegar a esta situación de práctica
bancarrota helena. Y en ningún momento Papandreu convocó un referéndum para
preguntarle a los griegos si querían sufrir los anteriores recortes.
Es decir, la maniobra del referéndum de Papandreu, como bien
han indicado los medios de comunicación, era un pulso a Europa y a la oposición
del país, pero este hombre, como ya ha demostrado ese largo historial, no le
preocupa lo más mínimo lo que opine su pueblo. Solo quiere mantenerse en el
poder.
Ahora bien, eso no quita que los griegos no tengan derecho a
opinar esta vez, como las otras muchas veces que se les ha negado ese derecho.
En otras palabras, que aunque las intenciones de Papandreu fueran perversas,
por primera vez había tomado una decisión buena en el sentido de que por
primera vez desde que comenzaron la crisis, se otorgaba al pueblo griego la
posibilidad de expresar su opinión al gobierno y a Europa sobre los recortes.
Y ahí fue cuando se armó la marimorena, por decirlo suave.
De pronto las bolsas cayeron a plomo demostrando que a los Mercados y al dinero
les importa un pimiento la democracia y la soberanía popular y todos los medios
de comunicación se lanzaron a publicar titulares catastrofistas que sugerían
que el referéndum era la causa del recrudecimiento de la crisis financiera.
Como si los referéndums fueran malos, como si generaran ellos solos la
inestabilidad económica y que poco menos que venía el apocalipsis si se
celebraba.
Aquí me vuelvo a parar para remarcar lo despreciable de esta
situación y la falacia que supone culpabilizar a un instrumento democrático tan
legítimo como la consulta por referéndum de provocar que las bolsas bajen o de
que el país pueda ir a la bancarrota. De hecho me atrevo a decir que si se
hubiera consultado al pueblo desde el primer momento sobre lo que opinaban
sobre los recortes nos hubiéramos ahorrado estos 3 años de crisis.
Fue entonces cuando llegó lo peor de todo. La presión desde
otros líderes (que irónicamente fueron elegidos democráticamente) para que
Papandreu retirase el referéndum.
Se comentaba la irritación alemana y francesa por no haber sido informados
También hubo comentarios tan patéticos y sin vergüenzas de los políticos
del PP y el PSOE como por ejemplo el de López Garrido que hablaba de que los
referéndums debían reservarse solo a las reformas constitucionales.
Tendrían que haberle recordado a este hombre, que hace nada
aprobaron una reforma constitucional a toda velocidad y sin consultar al
pueblo.
Pero en fin, prosigamos. El caso es que los líderes
europeos, especialmente de Alemania y Francia, se mostraban enormemente
irritados por este sorprendente anuncio puesto que, según ellos, reabría una
crisis que creían ya solucionada. Así que iniciaron una presión asfixiante a
Papandreu para que retirase el referéndum y que solo puedo calificar como
chantaje.
Sarkozy: "No se entregará la ayuda a Grecia mientras no
clarifique su posición"
Sarkozy: "Si no se cumplen las reglas, se sale de
Europa" http://www.20minutos.es/noticia/1209666/0/sarkozy/reglas-europa/g-20/
O el hecho de que Merkel amenazó a Grecia con echarla de
Europa:
De manera que consiguieron lo que pretendían, que Papandreu
retirara el Referéndum privando una vez más al pueblo griego de la posibilidad
de decidir acerca de las cuestiones que les afectan y les interesan.
En conclusión, esta semana los políticos europeos y los
mercados han quedado retratados como lo que son. Unos absolutos y despreciables
déspotas que les importa realmente un pimiento lo que el pueblo piensa acerca
de sus recortes. Que realmente no creen en la democracia, salvo para las cosas
que les favorecen y que Merkel y Sarkozy se creen los amos absolutos de Europa
tomando decisiones que afectan a pueblos que ni siquiera les eligieron.
De verdad que es indignante.
ResponderEliminarNo sé si es un desprecio a la opinión del pueblo, o miedo. O quizás ya sabían la respuesta del pueblo griego, que no es la que quieren oír. Porque está bien que el pueblo tenga soberanía para elegir lo que les gusta a los ricos, pero al revés no.
A mí lo que más me sorprendió es la campaña en los medios (al menos en los que yo vi) en contra del referéndum, bailándole el agua a Merkel y Sarkozy. Llamadme ingenuo pero pensé que alguún periódico o algo se alinearía con el pueblo griego.
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