Antes de entender la política, hay que entender qué es el poder, ya que están íntimamente relacionados.
Cuando pensamos en el poder, nos imaginamos alguien con traje caro y al que todo el mundo obedece. Sin llegar a ese extremo, ejercer poder es conseguir que otro haga algo que yo quiera. ¿Y cómo se consigue? Mediante la promesa de un premio o un castigo. Tal promesa debe resultar creíble, o si no, poco efecto tendrá.
Todos tenemos poder, en mayor o menor medida. La cantidad de poder que tengamos depende de la credibilidad, o reputación que consigamos. Y esto se logra gracias a la política. Antes de ver la relación entre ambas, veamos algunas formas de poder:
Material.- Disponiendo de dinero o bienes, podemos prometer entregar alguna cantidad a cambio del trabajo. Como cuando le pagas al fontanero para que te arregle el grifo.
Violencia.- Se puede conseguir que te obedezcan si piensan que les puedes hacer daño en caso contrario. Como el ratero que te pone una navaja en el cuello para que le des el dinero.
Legitimidad.- Otorgada por el derecho tácito o explícito. Son normas sociales en las que acordamos que es mejor para todos obedecer, por ejemplo a un policía. Así también un soldado raso obedece a un oficial, un marinero a un capitán de barco, o un ciudadano a un juez.
Conocimiento.- Al ser experto en algo, se puede mandar sobre otros que saben menos sobre alguna cuestión. Como el médico que manda tomarse unas pastillas.
Pertenencia a un grupo.- La amistad, la familia, las bandas, la patria, generan sentimientos de lealtad hacia el grupo o el líder. Así se puede pedir cosas que los demás aceptarán hacer por seguir sintiéndose parte del grupo. En caso extremo se recurre al chantaje emocional, donde se hace explícito el castigo de exclusión del grupo en caso de no obedecer.
Reitero que el poder se basa en la credibilidad, por lo que la reputación es fundamental para tener poder. Los padres que amenazan con castigar a los niños cuando se portan mal, pero no los castigan nunca, pierden toda credibilidad, y son impotentes a la hora de educar. Un rico puede representar una promesa de un buen pago por obedecerle, pero si este rico es famoso por no pagar nunca sus cuentas, perderá esa obediencia. Las muestras de afecto hacia alguien de la comunidad pueden acabar cuando esa persona demuestra con su comportamiento que no es parte del grupo.
Articulo de Abraham J. Palma
Interesante exposición. Estoy esperando la segunda parte.
ResponderEliminarSiempre he pensado que el origen del poder debería ser la responsabilidad, independientemente de la forma. Por ejemplo, un director de departamento cuya responsabilidad es hacer que el departamento funcione bien. Y para que eso pueda ser cierto, le hace falta el poder necesario. Cuando se olvida este punto el poder se corrompe y aparencen los tiranos, los caudillos, los caciques y todas esas figuras que consiguen que los jefes sean vistos como ogros o algo peor.
He hecho una exposición del poder como creo que es, lo que tú dices es lo que debería ser. De hecho, en eso se basa el poder legítimo: al director de departamento se le da la responsabilidad de que el departamento funcione bien, por tanto la empresa/gerente/sociedad le da el derecho a ordenar. Así que algunos obedecerán porque entienden que tiene derecho.
ResponderEliminarPero como no todos lo entienden, la empresa también le otorga un poder extra: la violencia. El responsable tiene el poder para despedirte si no le obedeces, así que incluso los más obtusos tendrán que obedecer. Otra herramienta extra que puede recibir el responsable es la de disponer del dinero, de modo que pueda recompensar con pagas a los buenos empleados. Esas tres herramientas bien usadas hacen que el responsable mantenga el control sobre los empleados (para bien o para mal).
Yo creo que la violencia y el dinero entra dentro incluso de ése concepto que expongo de poder. Cuando digo que una persona responsable tiene que tener el poder necesario para poder llevar a cabo su tarea también incluyo la violencia (como por ejemplo, la capacidad de retirar del equipo a elementos que perjudican su rendimiento, pero también para incorporar nuevos elementos si son necesarios) y el dinero (como por ejemplo, la capacidad de reducir el sueldo a las personas que no rindan o de incrementarlo para conseguir mayor rendimiento).
ResponderEliminarTodo esto no son más que herramientas disponibles, y por supuesto, son dos caras de la misma moneda. Es cuando se olvida del propósito del poder, que es la responsabilidad, cuando todo esto se pervierte.
Tú estás como Rousseau y yo como Maquiavelo.
ResponderEliminarTú dices: si a una persona se le ha otorgado poder, es porque hay una razón profunda detrás, una responsabilidad, por tanto debe cumplir con dicha responsabilidad si quiere seguir disfrutando de ese poder. Y si no cumple, si es corrupto, entonces no hay que obedecerle, y hay que retirarlo del cargo.
Y yo digo: Da igual la razón por la que el tipo consiguió el poder, es caso es que lo tiene y lo usa para lo que le da la gana. Que sea justo o no, no tiene nada que ver. El tipo que nace fuerte y grandote y agresivo intimida mucho, la chica que es atractiva consigue favores, el mercader con vista para los negocios gana dinero... todos ellos consiguen poder sin responsabilidad.
Es la diferencia entre la visión idealista y realista. Ojo, no digo que las cosas no deban ser como tú dices, simplemente trato de describir la realidad, para comprenderla, y luego no nos llevemos decepciones porque el mundo no es como dicen los libros de texto.
Y en cuanto a tu ejemplo, lo que demuestra es la dificultad de mantener un poder de tipo legítimo per se, ya que en el momento en que los demás sienten que no está cumpliendo con su responsabilidad se le puede negar la obediencia. Si todos los empleados piensan que el encargado va a llevar a la empresa a la ruina (y por tanto dejarles en el paro), dejarán de hacerle caso, al menos por el motivo de ser el encargado (legítimo). Quizás le sigan haciendo caso porque el encargado disponga de otras fuentes de poder, aparte del inherente al cargo.