El PP se ha mostrado siempre esquivo a la hora de declarar o
mostrar su verdadera cara. Lo lleva haciendo desde que dejó el gobierno en 2004.
Haciendo guiños a los votantes más conservadores, pero a la vez tratando de no
ser demasiado claro para tratar de aparentar ser un partido de centro.
La técnica siempre ha sido la misma. Aquellos temas a los
que el PP nacional le incomoda declararse abiertamente centrifuga el asunto hacia las
comunidades, los tribunales o los líderes regionales .
Por ejemplo, con el tema del matrimonio homosexual. Como
partido conservador está cercano a los postulados homófobos de la iglesia católica
y cree que el matrimonio debe ser un derecho exclusivo de los heterosexuales.
¿Pero como esquivar el espinoso asunto de anular políticamente
el matrimonio homosexual sin tomar una decisión política? Pues llevando el
asunto a los tribunales. Si el Constitucional, por lo que sea, declara la norma
anticonstitucional, el PP no moverá un dedo por arreglar la Constitución para
que los homosexuales puedan volver a casarse. Y de esta manera habrá matado dos pájaros de
un tiro.
Habrá anulado una ley que no gusta a su electorado y a la
vez habrá evitado pronunciarse a las claras sobre el tema. Será como una
especie de Pilatos, se lavará las manos con el asunto pues siempre podrán
decir, “fueron los tribunales, no nosotros”.
Similar táctica siguieron con el tema del Estatut. Lo
recurrieron ante el Constitucional, y aunque este no lo anuló completamente, si
lo desnaturalizó lo suficiente para contentar a su electorado y montar un buen
pitote en Cataluña que también han sabido rentabilizar muy bien los partidos
nacionalistas. Es una pura cuestión de confrontismo.
Pero donde quizás se haya notado y se va a notar más a
partir de ahora va a ser en el tema de los recortes. La mejor manera de evitar
este espinoso asunto que a nadie gusta es endilgárselo a aquel que menos precio
político deba pagar para afrontarlo.
Y eso hizo el PP antes y especialmente después de las
elecciones municipales y autonómicas de Mayo con excelente resultado. Por no ir muy lejos. Valencia es
la comunidad autónoma con más deuda en relación a su PIB de toda España y
Madrid el ayuntamiento más endeudado. Ambas instituciones estaban gobernadas
por el PP antes de las elecciones del 22 de mayo y lo siguen ahora a pesar de
que una de las críticas más fuertes que siempre ha hecho el pp de los
socialistas es el tema de que hay que recortar la deuda.
Pues bien, se ve que la ciudadanía analiza las elecciones
municipales y autonómicas en clave nacional pues el PP no solo no sufrió ningún
castigo por su mala gestión política allá donde gobierna sino todo lo
contrario, se vio reforzado.
Y después de esas elecciones pues claro está, tenían vía
libre para recortar allá donde les apetecía pues no iban a pagar precio
político y siempre podían echarle la culpa al Psoe de la mala situación nacional
aun cuando ellos mismos también provocaban más paro y más recortes en sanidad y
en educación.
Pues bien, ahora llegamos a una situación en donde
prácticamente casi todo el mapa está dominado por el PP. Y a todos los niveles,
salvo excepciones, hay gobiernos populares en la nación, en la mayoría de
comunidades, diputaciones y ayuntamientos.
¿Qué hará el PP cada vez que quiera adoptar otra política
incomoda de la que no quiera pagar precio político? ¿Volverá a centrifugarla?
¿Seguirá disimulando su ideología? Y sobre todo, ¿le seguirá funcionando aún
gobernando toda España?
Por lo que yo veo es que esta vez no van a poder escaquearse. No con mayoría absoluta y controlando todas las comunidades autónomas salvo dos o tres. Si se caen se caen con todo el equipo (vamos, por lo menos eso pienso yo).
ResponderEliminar¡Pero qué dices!
ResponderEliminarNos estarán restregando que todo esto es por el legado de Zapatero durante años. Ellos se ven obligados a tomar medidas drásticas porque el anterior gobierno no tuvo el valor de hacerlas a tiempo.
El votante conservador estará feliz, haga lo que haga el PP en materia económica, mientras la política se acerque a los postulados de la apostólica romana. El votante neoliberal estará en éxtasis en cuanto empiecen a privatizar, y no se sentirá sastifecho hasta que la policía nacional sea un cuerpo de una empresa privada. Lo apolíticos se tragarán la cantinela que saldrá en las noticias de "Europa nos obliga a esto y esto otro", "el gobierno toma tales medidas para contentar a los mercados", etc.
Por cierto, una forma para meter dinero en el gobierno rápida: poner peajes en todas las autovías. Una forma más rápida aún: vender los derechos de explotación de los peajes a empresas privadas.
Será una bonita manera de aumentar la inflación y frenar la economía, pero, ¿y lo que se iban a forrar algunos?
***comentario eco*** No veo mal del todo que el estado grave con peajes el mantenimiento de las carreteras, sería un estímulo para hallar alternativas a los desplazamientos por carretera y así reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Pero esa medida habría que reservarla para un periodo de bonanza.