sábado, 19 de marzo de 2011

El Nombre de la Rosa

Suele ocurrir que cuando se defiende una causa de forma ciega  y partidista se toman decisiones que al final acaben destruyendo la misma idea que se pretendía defender. Cuando estaba preparando el post anterior (sobre la actuación del sindicato Ustea) cuando me acordé de un libro que trata precisamente de la coartación del discurso público y de la destrucción y censura de libros en favor de un objetivo moral (supuestamente) más elevado. Se trata de "El Nombre de la Rosa", de Humberto Eco.

El libro no tiene desperdicio, y es en realidad es una historia policíaca ambientada en la época medieval. La trama transcurre durante el siglo XIV en un monasterio de la orden benedictina situado en los Montes Apeninos (Italia) famoso por su biblioteca. Durante los preparativos de una reunión entre miembros de la iglesia por motivos religiosos (con el abandono de la pobreza apostólica como fondo de la reunión) varios monjes de ésta abadía mueren en extrañas circunstancias y al protagonista, Guillermo de Baskerville (un monje franciscano con pasado como inquisidor) y a su discípulo, Adso de Melk (el narrador de la historia) se les encarga la resolución este misterio que amenaza con provocar el pánico entre los supersticiosos monjes y hacer fracasar el encuentro.

Uno de los (muchos) aspectos que más me atraen de la novela es el hecho de cómo toda la trama de los asesinatos se va centrando poco a poco en la importancia de la biblioteca, y más concretamente en un ejemplar del segundo libro de la Poética de Aristóteles, un tratado de defensa de la risa y la comedia como efectivos transmisores de la verdad, así como en el debate sobre el control de diversos libros que pueden ser "peligrosos para la integridad moral de los integrantes de una congregación como la nuestra". El enfrentamiento entre Guillermo de Baskerville (científico, metódico y racional) y Jorge de Burgos (ex-bibliotecario ciego del monasterio, representante del misticismo y la religiosidad ciegos, que se empeña en ocultar el libro de los demás), máximo responsable de las muertes al envenenar a todo aquel que ha leido la Poética, es uno de los puntos más importantes de todo el libro. Al final, precisamente este enfrentamiento (Jorge intenta matar a Guillermo cuando éste descubre el ejemplar del libro y no cae en la trampa del primero) es el que provoca la destrucción no sólo del libro, sino de la biblioteca y de toda la abadía en un incendio iniciado precisamente en la biblioteca.

"El Nombre de la Rosa" no tiene desperdicio, y es un ejemplo muy claro de las consecuencias que suele acarrear la limitación del discurso público, la visión polarizada de la vida (o blanco o negro) y la censura de documentos aunque sea por un fin encomiable y desde luego lo recomiendo (el libro, por supuesto). Aunque si he conseguido picarles lo suficiente como para leerlo, les aconsejo que tengan al menos un traductor de latín a mano, o mejor un ejemplar en el que las (numerosísimas) frases en latín que se mencionan estén traducidas a pie de página. En el mío todas las citas latinas (y repito, son legión) estaban traducidas al final del mismo, y fué aburridísimo el intentar buscarlas.

1 comentario:

  1. Uno de tantos libros que tengo que leer y todavía no he leido. Lo que me echa un poco patrás es eso del latín, pero habrá que intentarlo

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