¿Vivimos en alguna clase de República Pepinera? Solo así se explica semejante reacción patriótica del país a la crisis causada por la famosa Bacteria fecal E.Coli y la falsa acusación de Alemania de que los pepinos españoles estaban en el origen de la crisis.
Me sorprende esta reacción tan desmesurada, no tanto de las autoridades españolas, como de la sociedad en su conjunto, que poco menos que se ha rasgado las vestiduras porque Alemania señalara a los pepinos españoles como posible foco de la infección y cerrara su frontera a estos productos sin la confirmación de sus sospechas.
Antes de que ustedes vayan al mercado a comprar pepinos para lanzarlos contra la ventana de mi casa, dejen que exponga mis motivos para pensar así.
En primer lugar, parece que los españoles hemos olvidado el asunto que subyace del tema de los pepinos, y es el hecho terrible de que están muriendo muchas personas en Alemania y miles están infectadas por una bacteria de la que no saben el origen de la infección ni tampoco tienen cura.
Es normal pues que Alemania se apresurara a buscar culpables, puesto que se trata de un asunto de salud pública. Que menos que si tienes una sospecha razonable, paralizar la importación de productos sospechosos. Para mí y yo creo que para todos, está claro que hay que anteponer la salud, a la economía de las personas, en cualquier situación.
Aquí sí, admito un grave error de Alemania y fue el señalar un producto concreto de un país específico (el pepino español). Quizás lo adecuado habría sido paralizar la importación de productos sospechosos de cualquier país, sin señalar a ninguno concreto. Estuvo mal acusar precipitadamente y sin pruebas, porque perjudicas la vida económica de muchas personas que dependen de la venta de unos productos.
Pero si te equivocas, para eso se crearon las ayudas, las subvenciones y las indemnizaciones. Ante la duda razonable, ¿ustedes no hubieran reaccionado así? ¿Acaso creen que nosotros hubiéramos actuado de forma muy distinta? ¿No hay que anteponer la vida humana a la economía o es que la vida de un alemán vale menos que un pepino?
Por otro lado, no entiendo la reacción desmesuradamente patriótica de los españoles. ¿Es que solo dependemos de los pepinos? ¿Es que nuestra economía se basa solo y exclusivamente de la exportación de productos agrícolas?
Pues triste economía, aquella que depende de productos con precios tan volátiles como los agrícolas o de sectores tan frágiles y dependientes del exterior como el ladrillo, la agricultura y el turismo.
Que mientras las economías del norte de Europa pueden aguantar las variaciones de los precios de sus exportaciones, poco menos que España se hunde, como el Titanic, si otro país lanza una falsa acusación sobre nuestros productos.
Soy perfectamente consciente de las pérdidas del sector hortofrutícola español y de que va a tardar mucho tiempo en recuperarse. Pero todos los sectores son vulnerables en esta economía tan abierta y liberal. Para esos errores existen los sistemas de protección estatal, da igual que seas un individuo, una empresa o un sector. El Estado está ahí también para los momentos malos.
La clave para que un país no se hunda porque uno de sus sectores se vea dañado está en la diversificación. España aguantaría mejor si no dependiéramos tanto de determinados productos y servicios. ¿Nadie es capaz de ver lo patético que resulta que un país pueda irse a la mierda porque otro le acuse de vender una mercancía dañina o defectuosa? ¿Es que nos hemos vuelto una república bananera?
Cuanto más avanza un país más diversificado tiene su producción y también al revés. Hay países de África, cuya economía depende solo y exclusivamente de la producción del Café. Si el precio de este sube, el país como es lógico, prospera, pero esa dependencia también provoca que si el precio se hunde, el país cae. Sin embargo, si un país consigue unas cotas de diversificación máximas, ya puede caer la tormenta económica perfecta, que mientras los demás vecinos se hunden, tu país capeará el temporal.
No entiendo como la gente, en lugar de rasgarse las vestiduras por los pepinos, no exige una mayor diversificación ni manifiesta una mayor preocupación por la situación tan dependiente de nuestra agricultura.
¿A qué se debe este inapropiado patriotismo pepinil? ¿Es que no vendemos otras cosas? ¿Es que no deberíamos vender otras cosas? ¿Es que la vida de los otros nos importa un pepino?
El verdadero problema no esta solo en los pepinos, sino que se pone en entredicho nuestra forma de hacer las cosas y como ya he dicho en mi blog, ya esta bien de tanta adulación hacia los alemanes. Parecen infalibles y es mentira. Mira si la cagan que cogen E Coli. Ni dimite nadie, ni su actuación interna en resolver el problema ha sido eficiente. Ni mas ni menos como aquí, pero que carguen con su culpa y no se la echen a los demás como hacen siempre.
ResponderEliminarSaludos.