Tarde o temprano tenía que pasar. Lo venían todos diciendo. Esta indignación que la población siente hacia sus políticos tenía que salir por alguna parte. Y salió. Pero no por donde todo el mundo esperaba. No por una huelga general.
Salió por un movimiento ciudadano espontáneo, convocado desde las redes sociales, sin ninguna organización obrera o sindical apoyando detrás.
Todo porque los ciudadanos estaban hartos y no comprendían el servilismo de los sindicatos hacia el gobierno. Porque la complicidad de estos hacia el gobierno de Zapatero era evidente.
Ahora los sindicatos han quedado retratados como un mecanismo más controlado por el poder, por los políticos, los banqueros y los mercados. Que ha abandonado la función original para la que fueron creados y se han convertido en una mera maquinaria más de dar trabajo mediante enchufismos, y mantener otra organización más mediante el cuento y la subvención.
Desde 2008 lo pedía la sociedad a gritos. Queremos una huelga general. En todas las tertulias políticas en las que aparecían los lideres sindicales de CC.OO y UGT les hacían la misma pregunta. ¿Por qué no se hace una huelga general? La respuesta siempre igual. El gobierno de Zapatero, a diferencia del de Aznar, no ha recortado los derechos de los trabajadores.
Era cierto hasta ese momento, pero aun así millones de estos se estaban yendo al paro. ¿Solo defienden estrictamente los derechos de los trabajadores? En fin, hasta ahí uno podía enfadarse, pero era cierto que Zapatero, hasta cierto punto, se estaba portando mejor. Hasta que llegó 2010 y la crisis se agravó, y salió el famoso día ese de Mayo del pasado año, con un Zapatero muy desangelado, anunciando una serie de recortes presionado desde la UE porque todo empezaba a desmoronarse.
Y los sindicatos saltaron. Pero saltaron y enseguida se volvieron a sentar. Porque dieron una respuesta muy tibia, muy complaciente, casi casi como que no querían hacer huelga pero que la hacían por disimular. De manera que convocaron una huelga el 29 de Septiembre, 4 meses después de los recortes, cuando el mosqueo del personal se había pasado.
Quedaron fatal, fue muy poca gente. Incluso ellos mismos reconocieron, que había sido un fracaso. Pero ahí siguieron dando guerrilla. La justa para no castigar políticamente al gobierno, pero tampoco parecer demasiado complacientes.
La crisis se fue agravando. De manera que llegó el 15 de Mayo. Se habían producido ya muchos recortes sin que hubiera habido más huelgas. Por lo que las inminentes elecciones se antojaban muy aburridas y previsibles.
E irrumpió el movimiento 15-M y ocurrió lo que todos saben. Unas impresionantes manifestaciones con gran repercusion sobre todo teniendo en cuenta que habían sido convocadas desde las redes de forma totalmente espontanea y que nadie esperaba que fueran tan sonadas. Sobre todo alcanzó gran repercusión por el tema de las acampadas y la prohibición de las manifestaciones.
Por fin había alguien que estaba plantando cara a los recortes y sorprendentemente no eran los sindicatos. De ahí que pronto muchos identificaran este movimiento con la izquierda. Puesto que era un movimiento de mucha gente joven que protestaba contra recortes que hacían virar la política economica a la derecha.
Esto dejó a los sindicatos fuera de juego. Nadie se los esperaba, pero menos aún ellos. Alguien les había usurpado de la noche a la mañana el monopolio del derecho a la manifestacion contra los gobiernos.
Y prosiguieron los recortes, más y más graves a los trabajadores. Hechos con nocturnidad y alevosía. Presentados en época de vacaciones, en agosto. El remate era la reforma constitucional, el cúlmen de los recortes sociales.
Y por fin los sindicatos parecerieron reaccionar algo, la semana pasada, a proposito de la aprobación de la reforma constitucional. Convocaron, no una huelga, sino una manifestacion. Pero ahí confirmaron su fracaso más rotundo. El 15-M les había superado en capacidad de convocatoria. Y no solo eso, muchos de sus manifestantes les increpaban por haberse vendido a los políticos. Por ser una maquinaria más del sistema y no defender de verdad los derechos de los trabajadores.
UGT y CC.OO ya no son un sindicato para mucha gente. Ya muchos de nosotros no entraremos en sus filas ni iremos más a sus manifestaciones. Pero porque se olvidaron de nosotros cuando más les necesitabamos. El sindicato de muchos ahora es el 15 M y volveremos a salir a las calles el 15 de Octubre a reclamar y a luchar por nuestros derechos.
Porque no nos representan.
Hace tres años al menos que los sueldos están congelados, salvo los de los funcionarios hasta la bajada del 5%. Lo curioso es que los sindicatos solo saltan cuando se agrede al colectivo del funcionariado y nada han dicho sobre la temporalidad de hasta los LOS JOVENES DE 30 AÑOS en las contrataciones laborales. Pero si se han quejado de la reducción de los liberados, más perros que la chaqueta de un guardia, la mayoría.
ResponderEliminarSaludos.
Lo malo de esa representatividad del 15M es que carece de representación legal que es lo que realmente hace falta y que es lo que tienen los pringaos de los sindicatos.
Saludos.