El título es un juego de palabras entre una famosa frase de Southpark y el famoso economista Keynes |
Ya he hablado, en un anterior artículo de la reforma de la constitución.
En aquel, criticaba básicamente las formas con las que se está haciendo esta
reforma. En resumidas cuentas venía a criticar la tremenda y oportunista celeridad
con la que se está haciendo la reforma constitucional para limitar el endeudamiento
sin consultar ni contar para nada con el pueblo.
Hoy me toca abordar el fondo de la reforma, aquello que, si
el PP y el PSOE no se hubieran empeñado en secuestrar, podríamos haber debatido
y decidido el pueblo español.
La reforma constitucional viene a establecer un limite a
todas las administraciones públicas de lo que un Estado puede endeudarse. Pero
antes de seguir me gustaría aclarar un par de conceptos que aquellos que no son
economistas seguramente no tendrán muy claro y es la diferencia entre el
déficit y la deuda.
¿Qué es el déficit y la deuda?
Este hace referencia a la diferencia entre lo que ingresa el
Estado en un año (a través de impuestos, tasas, etc…) y lo que gasta (en
educación, sanidad, desempleo, etc…).
Si los ingresos son mayores que los gastos hablaremos de un superávit.
El Estado ha ahorrado ese año.
Si en cambio los gastos son mayores que los ingresos, hablamos
de un déficit, que no es más que una carencia de ingresos que cubran todos los
gastos.
¿Cómo se financia ese déficit? A través de lo que llamamos
deuda pública. El Estado organiza subastas de deuda (de letras, obligaciones,
bonos, etc…) para captar dinero al mercado y poder pagar ese exceso de gasto
que ha tenido ese año.
Resumiendo, el déficit o superávit es el endeudamiento o
ahorro que un país ha generado en un año, mientras que la acumulación de todos
los déficits de todos los años es lo que llamamos deuda.
¿Por qué y para qué se endeudan los Estados?*
A uno le podrían entrar tentaciones, después de esta exposición,
de pensar que lo mejor y más práctico sería no depender nunca del exterior. Y
en cierto modo es bueno no depender demasiado. Pero tampoco es bueno desaprovechar
los recursos sobrantes.
Keynes, uno de los mejores economistas del siglo XX hablaba
de que las crisis se generaban por una falta de demanda de la economía. Es
decir, las crisis se generaban, según él, por una falta de demanda tanto
pública como privada (de empresas, familias, sector publico, etc…) de manera
que el capitalismo caía cada cierto tiempo en una crisis.
La solución que proponía era utilizar al Estado como una
herramienta dinamizadora de la economía, fomentando la demanda en época de
crisis, gastando más (en obras públicas, educación, sanidad, etc…) y ahorrando
en épocas de expansión económica (subiendo impuestos, reduciendo gastos, etc…),
de manera que así se suavizaban los ciclos y se salía más rápidamente de las
crisis.
Esto implicaba que los Estados debían endeudarse en los años
de crisis (generar déficit publico) y ahorrar en las épocas expansivas
(teniendo superávit).
Sin embargo el embite de los mercados y de la especulación financiera
ha hecho imposible, a los países, recurrir al mercado para financiar sus déficits.
Tal es la situación que todas las naciones, sobre todo las europeas y en
particular las de la periferia, se han visto obligados, en época de crisis a
suspender sus políticas keynesianas para combatir la crisis por políticas
neoliberales o que propugnan la absoluta neutralidad del Estado en términos de financiación.
En cristiano, el déficit cero, o no endeudamiento.
¿Por qué considero mala la reforma constitucional?
Porque eleva a una ley suprema una política económica tradicionalmente
conservadora, con lo cual se pierde el equilibrio ideológico de la constitución.
A partir de ahora la Constitución nos obligará a no endeudarnos (salvo
circunstancias excepcionales) lo que mata las políticas keynesianas de estímulo
de la economía y nos deja totalmente a merced de los mercados.
Si el Estado no puede actuar, podríamos entrar en auténticas
espirales especulativas y de crisis permanente sin que el Gobierno, sea del
color que sea, pueda hacer nada, porque estará atado de pies y manos.
¿Cuál es la solución?
En mi opinión el problema no es que el Estado pueda o no endeudarse,
que debería de poder libremente, siempre que se utilice provechosamente y en
estimulo de la economía. El tema no es ese, sino la libertad con la que actúan los especuladores financieros. No hay regulación en los mercados
de deuda, ni en los monetarios, ni en los tipos de cambio. Asi una serie de
personas con una gran cantidad de dinero acumulado puede provocar autenticas
crisis financieras, desarmar a los Estados y llevar a la ruina económica a
millones de personas.
Hay que regular, penalizar o si es preciso prohibir, la especulación
económica-financiera pero no matar a Keynes.
*Video de interés. En él se explica con relativa sencillez que proponía Keynes y como se han utilizado sus políticas en el último siglo. http://www.youtube.com/watch?v=mk6vgZGdar8
Bueno en cierta medida estoy de acuerdo contigo, pero creo que es una opinión demasiado idílica. Esta demostrado, por desgracia, que incluso el sentido común hay que legislarlo. Se ha visto que nuestros políticos carecen de cierta continencia a la hora de gastar. No estoy excesivamente de acuerdo en que haya que endeudarse en época de crisis, la deuda hay que devolverla y esto alarga las crisis en exceso. Tampoco entiendo que la reforma sea de derechas. Prefiero recortes a que me sigan exprimiendo yo ya estoy en mi limite y no veo la relación entre la capacidad de endeudarse y las izquierdas.
ResponderEliminarSaludos.
carlos, en principio no tiene relación la deuda y las políticas de izquierdas. Pero el próximo gobierno va a hacer demagogia y a asegurarnos que, dado que no se puede seguir endeudando, tendrá que recortar... gasto social, por supuesto.
ResponderEliminarYo es que no entiendo que una administración pública tenga superávit. Como mucho, bajo mi punto de vista, en un mundo ideal tendrían que tener déficit 0. Como eso no es posible en general, como norma deberían tener deudas para cumplir con las obligaciones con el pueblo.
ResponderEliminarSi un gobierno, ya sea autonómico, local o estatal tiene superávit quiere decir que no gasta todo lo que podría en la gente, y para mí, eso es inadmisible.
Robert, se puede tener superavit un año y seguir teniendo deuda acumulada. Yo creo que los criterios esos que se pusieron de Maastrich y que no se han respetado nunca (eso del 3% de deficit del pib y un 60 % del pib de deuda publica) estarían bien para marcar un control exhaustivo a los gobiernos sin renunciar al endeudamiento en tiempos de crisis.
ResponderEliminarAhora bien, sí que me parecería un desperdicio tener superavit teniendo paro o problemas sociales. Los superavits hay que reservarlos solo a los mejores momentos economicos.
carlos, el sentido comun está ya legislado Existen leyes y normas a nivel europeo y español para controlar el déficit. Lo que hace es falta voluntad para cumplirlo y hacerlo cumplir. No es preciso elevarlo a constitucional ni poner un corsé tan grande al déficit publico como el que quieren poner (0,4% del PIB si no me equivoco)
Lo que me hubiera gustado es que esto se hubiera hecho con más tranquilidad, más debate y sobre todo consultando a la gente
¿Y cuando no hay paro o problemas sociales? ¿Cuando no hay algo que podríamos mejorar? Me parece una aberración que los gobiernos chuleen de superávit.
ResponderEliminarSí, también es verdad. Por ejemplo antes de la crisis Zapatero presumía de superavit y de que la economia iba muy bien. Aun cuando se podría haber acometido el desinflamiento de la burbuja inmobiliaria y habernos evitado una crisis tan gorda.
ResponderEliminarYo hablaba de situaciones de pleno empleo, aunque sí que es verdad que en España eso no se ha visto nunca
Hay una razón para no gastarse todo el dinero: se llaman reservas. Si inviertes todo el presupuesto, el crecimiento económico o el bienestar social estarán al máximo posible, a costa de aumentar el riesgo de que todo se venga abajo. De lo que se trata es de saber gestionar este riesgo, y eso pasa por mantener unas reservas, o al menos, capacidad de endeudamiento.
ResponderEliminarA mi modo de ver, el gobierno debe gestionar NUESTRO dinero de la mejor manera posible, que nos beneficie al conjunto. Es posible vivir siempre con deuda, pero si siempre tenemos déficits, ocurren dos cosas: aumenta el riesgo de carecer de recursos en una situación de crisis, y la deuda puede acabar siendo impagable, obligando a recortar drásticamente el presupuesto.
Estoy más de acuerdo con alberto en que hay que ahorrar en tiempos de vacas gordas, para poder gastar cuando lleguen las vacas flacas.
Yo creo que déficit cero y capacidad de endeudamiento como "reservas" es el escenario ideal. Y si hay una crisis y esa capacidad de endeudamiento disminuye siempre se puede recurrir a subidas de impuestos o recortes en otras cosas que no sean Sanidad o Educación, como Defensa, cargos públicos duplicados...
ResponderEliminarOpino lo mismo que Robert. Preparar un país para las vacas flacas de forma que tengamos crédito ante el extranjero es la mejor forma de superávit que puede tener un estado, demostrar que nuestro país es rico, está preparado y es de confianza es la mejor política. No es necesario (para un estado, por supuesto) estar ahorrando para las vacas flacas; por ejemplo, se suponía que disponíamos de un fondo de garantía de pensiones (de los que han estado presumiendo tanto populares como socialistas) y sin embargo, no es
ResponderEliminar¿Formas de gastar ese superávit que tenemos en momentos de bonanza? Por ejemplo, en I+D para generar una oferta de empleo lo suficientemente amplia como para absorber gran parte del paro que genera la caída de un sector importante de la economía, o en la investigación de nuevas formas de energía que podamos manejar para no tener que depender del petróleo, que es nuestro mayor generador de déficit (¿Cómo es que nadie lo menciona?). O en mejorar las vías de comunicación, o en mejorar la educación, infraestructuras y equipamiento de nuestro funcionariado...
Hay montones de formas de engrasar la máquina para que cuando vengan los periodos de crisis, siga funcionando a pesar de las dificultades. Y ninguna pasa por ahorrar.