miércoles, 12 de diciembre de 2007

Confusiones malintencionadas (I)

La pasada semana tuve la oportunidad de horrorizarme dos veces.

Primero, un pariente que estaba convencido de que el mejor regalo que se les podía dar a los hijos era una hipoteca hereditaria, argumentando que tendrían la casa medio pagada, y siempre mejor tener un sitio donde meterse que no tenerlo.

Días más tarde, un político local, del área de vivienda, proponiendo para el programa electoral rebajas sustanciales del precio del suelo, gracias a una política de gestión directa de la administración.

Para poder entender bien los dos horrores, comenzaré destripando el segundo caso. Existe una correlación entre el precio del suelo y el precio de la vivienda. Pero ¿cuál es la causa y cuál el efecto?

Pongamos un caso extremo para entenderlo. Imaginemos que el suelo es gratis. El promotor asumirá los gastos de la construcción y pondrá el piso a la venta, al precio que estima que un comprador eventual está dispuesto (o es capaz) de pagar. La diferencia entre lo que gane por la casa y lo que le haya costado, serán sus beneficios. Como el coste del suelo era nulo, sus beneficios son altos, así que se anima a seguir construyendo, porque es un negocio goloso.

Ahora imaginemos que el precio del suelo es carísimo, más de lo que un comprador puede pagar. El promotor, sabiendo que no va a poder obtener beneficios una vez pagados los costes del suelo y de la obra, no se meterá en el negocio.

Es decir, que el precio del suelo influye en la velocidad con la que se construye, pero no en el precio final de la vivienda.

Podría pensarse que si se deja el suelo barato, al aumentar el número de viviendas en construcción, podría bajar su precio. Sin embargo, los bancos, inmobiliarias y otras instituciones financieras, que no están dispuestos a reducir sus beneficios, salen al rescate. Compran suelo y especulan con él, no liberándolo hasta que se les pague lo máximo, que ronda el 30% del precio de la vivienda. Manteniendo la escasez de suelo urbanizable, controlan sus beneficios altos.

Los ayuntamientos se ven obligados a recalificar más suelo por dos razones: mantener el ritmo de construcción y financiar el presupuesto municipal.

Por este camino, si bien a la larga es posible abaratar parcialmente los precios (burbujas aparte), topamos con los límites naturales del espacio. Se destruyen sistemáticamente suelo agrícola y suelos de interés ecológico y turístico. Esto supone unas enormes pérdidas de riqueza natural, y al disminuir el atractivo turístico, pérdidas económicas. Esto es criminal, teniendo en cuenta la cantidad de viviendas vacías que quedan.

Entendido que no hay mucho margen para manejar el precio desde la oferta, porque los bancos se han encargado de impedirlo, queda la posibilidad de que el comprador limite el precio.

Realizado por A.J.Palma

5 comentarios:

  1. En efecto, medidas como los 210 euros o la reducción de costes para los constructores son utópicas o malignas (dependiendo de si se hacen con buena o mala intención). Los constructores y arrendatarios, como sociedad capitalista egoísta que son, no tienen ninguna obligación de reducir el precio final porque a ellos les salga más barato: al contrario, verán una oportunidad para hacer más negocio. Presuponer principios de bondad o solidaridad (humanos) a entidades capitalistas (máquinas de hacer dinero) es un error gravísimo que pagamos día a día. Es pecar de una ingenuidad infinita.

    NADA, repito NADA que tenga que ver con las necesidades básicas humanas (la vivienda es una de ellas) se puede dejar en mano del buen hacer del capitalismo. En sus manos podemos dejar banalidades como la fabricación de ipods o de bombones, pero no asuntos tan serios como los derechos fundamentales de los seres humanos.

    El capitalismo actual tiene el potencial de destruirnos. Si la sociedad española tuviese un poco de seso, tendríamos que estar manifestándonos DIARIAMENTE contra los especuladores. Es SIN DUDA el tema más importante en la actualidad, en España. Los medios en cambio nos confunden con una organización terrorista casi inactiva, con un presidente sudamericano excéntrico y demás gilipolleces.

    ¿CUÁNDO DESPERTAREMOS?

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  2. Lo peor es que nuestros políticos no despierten, y que la gente activista se traga las mismas mentiras. ¿Por qué apoyaría un defensor de la viviend barata y accesible una medida destinada a encarecerla si no es por confusión o, como dices, pura maldad?

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  3. Que los políticos despierten sin nuestra "ayuda"... lo veo cada vez más difícil.

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  4. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=60364

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  5. Quiero puntualizar que sí es posible rebajar el precio si se oferta mucho suelo barato para vpo. El problema en este caso será medioambiental, puesto que cada vez devoramos más espacio con nuestras ciudades y dejamos menos lugar para la vida salvaje. Y hay demasiada vivienda vacía como para seguir por ese camino, cuando hay otras opciones posibles .

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