Hubo un tiempo en que éramos la envidia de nuestros vecinos por nuestra prosperidad y desarrollo. Todos los países europeos alababan nuestra capacidad de crecimiento y creación de empleo. Se hablaba incluso de que éramos la locomotora europea. De ello hace tan solo un año y aunque lo cierto es que ese admirado desarrollo era ficticio, algo si que era cierto, la burbuja española impulsaba el crecimiento europeo.
El desarrollo económico artificial que la burbuja provocó, hizo que España generara el 80 % del empleo que se creaba en Europa. Además, nosotros representabamos el 10 % de la economía de los 15 y éramos la 5ª potencia económica (tras solamente Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia). Simultáneamente, la burbuja era alimentada, no solo por agentes económicos nacionales, sino también por europeos que veían en España el paraíso de la especulación.
Así no extrañaba que España fuera capaz de tirar del carro de los 15. España, con su impresionante recién generada riqueza, podía comprar lo que quisiera en los vastos mercados europeos gracias al euro. Francia, Gran Bretaña, pero sobre todo, Alemania, vendían a España ingentes cantidades de productos que aumentaban su superávit exterior (engrosando el déficit de la balanza nacional).
Detrás de la burbuja sabemos que se escondían graves y crecientes problemas sociales, pero al abrigo de la euforia, los españoles nos lanzamos a perseguir nuestro sueño de alcanzar el nivel de vida europeo sin preocuparnos de si podíamos o no costeárnoslo, de si ese crecimiento sería sostenible. En definitiva, no nos importaba estar hipotecando el futuro de los españoles, a los españoles del futuro.
Pero como todos sabemos, la Burbuja explotó y el sueño del crecimiento eterno, de vivir como los europeos, se esfumó. España ha pasado en un año de un crecimiento vigoroso a una inminente recesión. Pero en una Europa globalizada, los españoles no nos conformamos con llevarnos nuestros problemas a la tumba. España, con su crisis económica amenaza con arrastrar a toda Europa a la depresión.
España es ahora una amenaza, un lastre para los europeos. No solo por los problemas financieros que pueden originarse, por la caída de los precios de la vivienda (pudiendo originar un nuevo foco “subprime”); sino también por el hecho de que la capacidad financiera de los españoles se ha visto gravemente mermada por la crisis. Al haber reventado la burbuja española, los españoles hemos pasado de la euforia más entusiasta a la depresión más honda, sin que ni siquiera una Eurocopa de Fútbol nos haya devuelto la ilusión consumista del pasado.
Nosotros (burbujas aparte) éramos pobres, solo que ahora nos hemos dado cuenta. La ducha de agua fría que el crack financiero estadounidense nos ha dado solo nos ha permitido darnos cuenta de lo evidente: los españoles éramos pobres disfrazados de ricos europeos. Podíamos comprar todo lo que quisiéramos porque podíamos financiar todo lo que queríamos. Los europeos nos habían dado el dinero y nosotros nos lo gastábamos como mejor sabíamos hacer: especulando.
Ahora los europeos pagarán nuestros platos rotos. España en recesión significará el fin de un mercado próspero para alemanes, franceses, italianos, británicos, europeos en general, que aprovechaban nuestra burbuja para poder vender sus productos. Su riqueza era nuestra riqueza, ahora nuestra ruina será su ruina.
España por desgracia se llevará por delante la economía europea. Como la locomotora ha descarrilado, Europa descarrilará con nosotros y se lanzará sobre el enorme precipicio de la crisis.
Burbuja española, consecuencias europeas. Maravillas de la globalización.
Suerte que somos europeos, al menos esta vez no estaremos solos.
Vaya, Tremen, has empezado muy fuerte, se nota que te ha sentado muy bien el aire de mi antigua Prusia Occidental.
ResponderEliminarEres injusto culpando a España de la crisis de nuestros "socios" europeos, no se van a la crisis por nuestra culpa sino que gracias a nosotros y nuestra prodigalidad con el dinero barato les hemos hecho revivir dulces momentos de vino y rosas que ya han tocado a su fin. Sería el colmo que ahora nos culpasen por no gastar tanto como antes, es como si el dueño del restaurante al que vas siempre te riña por dejar de cenar todos los sábados en su negocio.
Por lo demás, celebro mucho tu vuelta, un saludo.
Tiene otro inconveniente esto de Europa: Bruselas está muy lejos.
ResponderEliminarIría a quejarme con más frecuencia de su nefasta política económica, pero no creo que mi economía doméstica soportara el gasto...
Pues mira, siempre puedes montar una empresa de transportes para cabreados con Bruselas. Si lo montas como cooperativa siempre puedes obtener descuentos por cantidad :P.
ResponderEliminarY en este caso, estoy de acuerdo con Manu. Si han venido a invertir era precisamente porque creían que podían ganar dinero fácilmente y no se molestaron a pensar que podrían salir rebotados. Por lo que se ve, la chapucería y la negligencia no son sólo patrimonio español.