En un intento de abandonar el aura catastrofista que inevitablemente nos invade (viendo la situación como está), vamos a abrir un nuevo especial con ideas constructivas para intentar salir de la crisis económica española.
Antes de ello no hay que olvidar donde está el verdadero origen de la crisis. No se dejen engañar. La crisis española no tiene su origen en las turbulencias internacionales tal y como se empeña en decir Zapatero, ni en los bancos americanos con dificultades, ni en las hipotecas subprime, ni nada de eso. Para actuar bien contra una crisis hay que conocer bien su origen y actuar en consecuencia. Y en España la causa de esta crisis es la salvaje especulación que ha reinado en el mercado de la Vivienda durante los últimos años.
¿Que efectos ha tenido la burbuja inmobiliaria y que han derivado en la crisis?
• Una sobreproducción de casas. Esta crisis es una crisis de sobreproducción como la gran mayoría de las crisis del capitalismo. Se han producido demasiadas casas y ahora no se pueden vender.
• Mala distribución de la producción. En los últimos 10 – 15 años no toda la gente que verdaderamente necesitaba una casa ha podido comprarla debido al sobreprecio que la especulación ha provocado en el mercado de la vivienda.
Así pues se produce la paradójica situación de que habiendo más casas de la cuenta no toda la gente que necesita una casa la tiene.
Consecuentemente el fin de la burbuja inmobiliaria y la especulación han hecho que la oferta se haya tenido que ajustar dramáticamente a la demanda menguante. Esto ha hecho que aumentara el paro en el sector de la construcción reduciendo la riqueza agregada de la economía. Esto unido al contexto económico internacional desfavorable ha hecho que la economía se haya desacelerado muy bruscamente y que estemos al borde de una recesión con una destrucción muy notable de puestos de trabajo.
Una vez resumido esto, ¿que podemos hacer para afrontar la crisis?
Siendo evidente que los mecanismos de mercado han fallado como reguladores de la economía al permitir una especulación desaforada imaginémonos que somos papa Estado y que debemos intervenir en pro de nuestros ahijados ciudadanos (es lo que propugna el Keynesianismo en contraposición al Liberalismo económico).
Para poder intervenir lo primero que tenemos que tener es recursos para hacerlo, es decir, dinero. Para ello tenemos un instrumento llamado impuestos que a parte de proporcionarnos ese dinero provoca a su vez efectos económicos como el de quitarle dinero a nuestros ciudadanos.
Con ese dinero podemos a su vez gastarlo en lo que queramos. Podemos hacer las veces de productores y proporcionar bienes y servicios a nuestros ciudadanos, podemos ayudarles económicamente. A la vez nuestra actividad también provocará gastos que deberemos tener en cuenta.
Estos ingresos y gastos forman lo que se denomina el presupuesto y es el instrumento interventor que tiene el Estado en la economía. Nuestras decisiones pueden provocar expansiones o crisis, inflaciones o deflaciones, superávit o déficit. A su vez tiene consecuencias en nuestros gobernados haciendo que nuestra actuación se considere la de un Estado Robin Hood o un Estado Hood Robin (según beneficiemos a los pobres a los ricos respectivamente).
En el próximo capitulo veremos que podemos hacer con este instrumento para afrontar la crisis.
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