El índice de divorcios se ha ido reduciendo paulatinamente, sobre todo los de las parejas de menos de cinco años de antigüedad. Y no sólo en España se da esta situación. Una noticia del Daily Telegraph digital del 3 de septiembre dice "Falling UK houses prices keeps marriages together", o sea, la caída de los precios de las casas mantiene unidos los matrimonios.
Esta consecuencia del pinchazo de la burbuja era muy previsible. Porque cuando llega el momento de la ruptura llega el momento de la separación de bienes y desgraciadamente además de los bienes sentimentales como fotos, cartas y recuerdos también existen los bienes materiales; es decir, bienes y deudas. Y como la deuda hipotecaria es definitivamente la campeona de las deudas que una pareja tiene que afrontar dichas parejas se lo piensan muy detenidamente antes de firmar los papeles del divorcio. Además las casas ya no se venden, sobre todo a los precios a los que las compraron hace cinco años, y el extinto matrimonio se enfrenta a una bancarrota porque cabe la posibilidad real de que la venta arroje más deudas que beneficios.
¿Las soluciones? Hay parejas que deciden divorciarse, pero siguen conviviendo en el mismo piso hasta que se consiga vender, y otras que sencillamente deciden no divorciarse, aunque den por terminado su matrimonio. En esta solución tu pareja se convierte en compañer@ de piso, y la convivencia puede llegar a ser complicada, sobre todo teniendo en cuenta que dich@ compañer@ puede ser una persona a la que no puedes ni quieres ver. Otras parejas sencillamente dejan el piso vacío y vuelven a la casa de sus padres, con la correspondiente carga extra para una familia que ya se hacía la idea de que sus polluelos por fin habían abandonado el nido. Y las más valientes deciden de verdad dar el paso, repartir la deuda (con el consiguiente cargo del banco) e intentar vivir por su cuenta, con el riesgo extra de tener que buscar otra vez vivienda para ellos o para la nueva pareja que hayan formado.
En cualquier caso, la solución no sólo pinta mal desde un punto de vista sentimental sino también en el económico ¿Os acordáis cuando en las películas sobre divorcios siempre aparecía la pregunta "Quién se queda con la casa"? Me parece que en estas situaciones la pregunta va a ser a partir de ahora "¿Quién NO se queda con la casa?" Irónico, ¿verdad?
Por cierto, un último apunte: El Daily Telegraph apunta que los divorcios se dan en un 6% entre las parejas con casas de nueva construcción, pero que sube a un 13% cuando la casa está valorada en un millón de libras esterlinas, y que sube incluso a un 18% cuando se trata de casas de más de dos millones. No sé exactamente cómo funcionará en España, pero en el Reino Unido aquello de "en la riqueza y en la pobreza" ya no se aplica como antes. ¿Será el divorcio un nuevo privilegio para el rico?
Realizado por Bobby
En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enferdad y hasta que la hipoteca nos separe....
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