Antes del verano desde Burbuja Inmobiliaria apuntábamos a que la elevación de los precios del petróleo parecía sintomática de una burbuja especulativa. Por lo visto el petróleo se ha empeñado en darnos la razón.
De nada han valido las declaraciones de expertos augurando el Apocalipsis petrolífero, ni los recortes de producción de la OPEP, ni tan siquiera las malvadas fuerzas de la naturaleza, empeñadas con tantos huracanes en destruir las Refinerías del Golfo de México. El petróleo está marcando mínimos de 5 meses y bajando de la cuota de los 100 $ después de alcanzar hace solo un par de meses un máximo de prácticamente 150 $. Ello significa que, tras 5 años de imparables subidas, el precio del petróleo ha iniciado una senda bajista, evidencia de que la especulación ha abandonado el mercado.
La caída del precio, un 33%, es significativa y aunque tardaremos mucho en verlo reflejado en nuestras gasolineras, lo cierto es que marca el fin de una etapa inflacionista mundial. Ahora la pregunta no es ya si el mundo podrá soportar una inflación intensa, sino si el mundo no caerá en una peligrosa deflación arrastrada por la crisis financiera internacional.
Quizás en unos meses los países productores de petróleo consigan frenar su caída y lleguemos a ver algún repunte, pero ya no veremos esas subidas espectaculares a las que el mundo asistió impasible durante el último lustro. El daño ya está hecho y la crisis ya la tenemos aquí.
Pero, ¿ha aprendido el mundo algo de ello? El hombre es capaz de tropezar 300 veces con la misma piedra. En cuestiones de especulación no hemos aprendido nada o mejor dicho, no queremos aprender. Pero al menos estamos adaptándonos al medio. Los países desarrollados, cada vez que padecen una crisis del petróleo, reducen su dependencia de esta materia prima.
Salvo quizás los Estados Unidos, todos los países desarrollados han lanzado estrategias para reducir su dependencia energética y aumentar la eficiencia en el uso. Europa ha lanzado la estrategia contra el cambio climático que pretende alcanzar un 20 % de energías renovables en el 2020.
Pero también es cierto que queda todavía mucho por mejorar. China y la India demandan cada vez más petróleo, en Europa todavía dependemos demasiado de la evolución de los precios y cada vez que EE.UU. se lanza a la aventura militar, el petróleo se dispara.
Al menos parece que el coche ecológico se acerca. Japón está desarrollando ya un modelo utilitario de hidrógeno que además de no consumir gasolina, tiene la ventaja de no contaminar. El problema como siempre es el precio, pero prometen comercializarlo en 5 años. ¿Serán capaces de hacerlo accesible a las masas? Conociendo a los japoneses, no hay que perder la esperanza.
Mientras tanto, ya solo cabe preguntarse dónde se refugiará ahora la especulación, dónde aparecerá la próxima burbuja.
¿Alguna Apuesta?
De economía sabréis bastante, pero de ecología muy poco.
ResponderEliminarEl mayor problema del coche de hidrógeno, no es lo que contamina el coche en sí, sino lo que contamina, y la energía que consume, la producción del mismo hidrógeno.
Vamos a olvidar que el motor de hidrógeno funciona con platino, un material escasísimo.
Vamos a olvidar que el hidrógeno es difícil de conservar porque es muy activo químicamente.
Todavía queda el problema de que para convertir agua en hidrógeno y luego volver a aprovechar la energía de ese hidrógeno se pierde 8 veces más energía que la que se genera.
La producción actual de hidrógeno no se obtiene por hidrólisis, sino por descomposición de hidrocarburos, del refino de petróleo, y se utiliza sobre todo para la producción de fertilizantes. Es decir, que seguimos dependiendo del petróleo si utilizamos hidrógeno.