La nueva política para salir de la crisis de manos del ministro de industria Sebastián es la de fomentar por parte de los españoles el consumo de productos nacionales frente a los extranjeros.
¿Es adecuada esta medida? A riesgo de que me coman a críticas los productores nacionales, he de decir que no me parece bien. El grave problema de España es su falta absoluta de competitividad frente a otros países.
Y falta de competitividad no significa que los productos nacionales sean más caros que los que llegan de fuera, lo cual es cierto. Competitividad implica que los españoles no sabemos vender nuestra imagen. No vendemos calidad al exterior. La imagen de España siempre ha sido la de producto de ínfima calidad y bajo precio.
Pero desde la entrada en el euro, hemos perdido la única ventaja que teníamos, nuestros bajos costes. Ahora los productos españoles son tan caros como lo pueden ser los alemanes.
Pedir, como se pide desde el ministerio, que se consuman productos españoles para salir de la crisis puede ser muy loable y bienintencionado e incluso puede ser efectivo a corto plazo. Pero solo aplazaría lo inevitable.
Si los españoles consumen cada vez menos producto nacional, es porque lo que nos ofrecen es caro y de peor calidad. Y cuando se tiene un producto de buena calidad, no se sabe vender. Por traer un ejemplo hablemos de un producto tan nacional y andaluz como el aceite de oliva. Ningún español duda de lo beneficioso que es para la salud el consumo de aceite y de hecho en España se vende muy bien a pesar de lo caro que es. Sin embargo en el extranjero el aceite español no llega. Llega el italiano que se vende en preciosas botellas de vino de medio litro y que tiene un sospechoso sabor hispano. Pero no es de extrañar cuando los productores nacionales tratan de vender esa “asquerosa y aceitosa botella de plástico” que no agrada a nadie.
Pero quien habla de aceite habla de cualquier marca española. Hay muy pocas marcas que en el exterior den imagen de calidad. Zara quizás sea una excepción y por eso es una de las grandes multinacionales españolas. Sus productos se venden como si fueran de alta costura, mientras que sus fábricas no están siquiera en España sino en Marruecos. Sin embargo los grandes beneficios de la marca se quedan fundamentalmente aquí a pesar de estar pagando salarios a los marroquíes.
Obligar moralmente a los españoles a que consuman productos de aquí, es como pedir que se premie la ineficiencia. Suena duro, sobre todo teniendo en cuenta que cuesta puestos de trabajo decir estas cosas. Pero tiene que entenderse de una vez que debemos dejar de especializar este país en los bajos costos. Más que nada porque es un modelo insostenible de desarrollo para un país avanzado. Debemos especializarnos en innovación y tecnología y vender nuestros productos como algo elitista porque eso da más valor añadido, da más beneficio. Y ese mayor beneficio repercute generalmente en un mayor salario.
Si el ministerio de industria quiere conseguir que se vendan nuestros productos lo que tiene es que apostar por que las empresas innoven, mejoren sus productos, su imagen, su marketing, etc… de manera que se nos reconozca por la excelencia y no por nuestros precios.
Consumir más producto nacional no va a sacar a España de la crisis.
Y ¿como ganamos competitividad? Con salarios bajos y recortes en las obligaciones sociales que paga el empresariado... no veo otra forma, ya que la lucha por la productividad la hemos abandonado por completo...
ResponderEliminarDesde luego, lo ideal sería vender productos atractivos, pero no infravaloréis el poder del fanatismo. Con la suficiente propaganda, la gente se vuelve muy nacionalista, y hacen cosas como boicotear el cava catalán. ¿Favorece eso en algo al consumidor madrileño? No entro en si es bueno o no utilizar medidas de este tipo, sólo digo que pueden modificar los hábitos de consumo.
ResponderEliminarEn cuanto a subvencionar modelos ineficientes, estoy de acuerdo en lo que decís. Recuerdo cómo me llevé las manos a la cabeza cuando aprobaron subvenciones a los transportistas porque estaba muy cara la gasolina. En esa ocasión tuvimos una oportunidad maravillosa de dar ayudas para una reconversión del sector, que lo hiciera menos dependiente del petróleo. De esta forma habríamos dado un paso de cara al futuro. En lugar de eso, alguien se olió que la burbuja petrolífera duraría poco, y dieron ayudas coyunturales.
En cuanto al boicot a los productos catalanes no olvidemos ni perdamos la perspectiva de que lo que se boicotea y se denuncia es el Estatuto catalán y las competencias fiscales cedidas a la CCAA catalana.
ResponderEliminarAl fin y al cabo, nacionalismos, patriotismos, me da igual la razón, es caso es que la gente se deja llevar hacia actos irracionales y no son "buenos" consumidores. Por eso, insisto, si se considera un deber patrio comprar productos internos, aunque sean de mala calidad, favorecerá el consumo interno, dando un respiro a nuestras empresas. Que eso a la larga es perjudicial también lo sé. Pero si a ti te parecía bien que se utilizara la burbuja para obtener fondos para emprender una reforma económica, antes de que pinche, ¿por qué esto iba a ser distinto?
ResponderEliminar(Ojo, no estoy diciendo que sea la solución premiar la ineficiencia de nuestras empresas).