Aún siendo esta crisis una de las más fuertes que se recuerdan, no se puede decir, ni mucho menos, que esta crisis afecte a todos por igual. Ni siquiera se puede decir que afecte a todos. Hay sectores que la sufren y otros que se están beneficiando. Y la causa no es otra que la reestructuración social que la burbuja inmobiliaria provocó.
Si bien recordamos, la burbuja inmobiliaria alentada por la especulación, elevó los precios de las viviendas a niveles anormalmente altos. Esta anomalía hizo que aquellos que aspiraban a comprar una casa, es decir la clase media, no pudieran hacerlo en condiciones normales, optando por o bien endeudarse a niveles extremos, o bien a renunciar y esperar.
La crisis ha supuesto que millones de personas pertenecientes a la clase media vean como los intereses de sus deudas se elevaban mientras que el valor de sus activos, sus casas, bajaba. El efecto inmediato de esto, ha sido el empobrecimiento de la clase media.
A su vez, aquellos pertenecientes a la clase media que supieron anticipar la burbuja y especular con la vivienda, se convirtieron casi sin darse cuenta, en los nuevos ricos del país. Ahora que han materializado sus “inversiones” han hecho fortuna y pertenecen a una nueva élite de ricos: la élite del ladrillo.
Tenemos pues, que dentro de la pirámide de clases, la base y la cúspide se han ensanchado por haber más ricos y más pobres. En cambio, la parte media de la pirámide se ha estrechado dando forma a una especie de reloj de arena más ancho por la base que por la cúspide.
Las consecuencias de esta redistribución social se han percibido a su vez en el nivel de afectación de la crisis. Si nos fijamos bien, ni los sectores de bienes de lujo cuyos productos demandan las clases altas, ni los de remiendos, reparaciones y arreglos, propios de las clases bajas, han sufrido la crisis. Más bien al contrario. Todo el que se dedica a estos sectores habla de cómo ha percibido un fuerte aumento de la demanda en los últimos meses.
La desaparecida clase media hace contención del gasto en previsión a tiempos peores. Antes que comprar ropa nueva, arregla la usada. Antes que comprar un coche nuevo, prefiere uno de segunda mano. Si ya tenía un coche, prefiere arreglarlo. Antes que comprar una casa, prefiere alquilarla.
Mientras, los nuevos ricos están disfrutando su condición y haciéndose con todo tipo de bienes de ostentación. Es por ello que la industria del lujo está en auge.
Por todo esto, para sacar a España de la crisis económica no basta con ayudar a los sectores que están sufriéndola y dejar la estructura social tal y como está. Con ello solo se agravará más la crisis.
La crisis se puede resolver de dos formas que curiosamente coinciden con las dos corrientes ideológicas existentes en economía.
Aceptar la nueva estructura de clases y dejar que el mercado se adapte a ella. Ello supone que se deje al mercado actuar para que reduzca el tamaño de los sectores abastecedores de las demandas de la clase media. Esto es, permitir una mutación del sistema productivo y una nueva estructura de trabajo donde se acentúen las diferencias salariales. (Visión liberal)
No aceptar la nueva estructura de clases y tratar de corregirla arreglando las desviaciones de la anterior estructura de clases. Es decir, supone tratar tanto de reducir la pobreza como la riqueza, ya sea con ayudas a las clases bajas, ya sea con impuestos más elevados en las clases más altas. Pero no solo eso, también requiere de la corrección de la estructura laboral para que se reduzcan las diferencias salariales. Todo, mientras se sostienen los sectores en crisis, o se reduce de forma progresiva su tamaño. En definitiva, efectuar una política redistributiva. (Visión Keynesiana)
Sea cual sea la opción elegida, hay que tomarla ya, porque sino estaremos agravando cada vez más el actual desfase económico (muy grave) y retrasando más y más la ansiada recuperación.
muy buen artículo. es cierto que la crisis le está afectando más a la clase media, aunque la baja... siempre lo pasa peor.
ResponderEliminary aún así... espero que la vivienda siga bajando. muchos se forraron en demasía. la lástima es no tener forma de pillarlos a ellos
Personalmente creo que la visión de clases tal y como la conocemos se va quedando cada vez más obsoleta, y habría que revisarla. Es decir, deberíamos hablar más de estilos o trenes de vida que de clases trabajadoras. No hay más que ver programas como "ajustes de cuentas" para comprender que, con un mismo nivel de renta, la gente puede pertenecer a un tren de vida u otro. Clase media podría ser perfectamente el mileurista, la familia acomodada, el trabajador de mediana edad que ha conseguido terminar de pagar su casa, el jubilado que cobra una pensión baja pero tiene ahorros y planes de pensiones, la familia en la que todo el mundo trabaja, etc. Vamos, que estoy diciendo que etiquetar una enorme cantidad de población mediante la renta lo considero demasiado restrictivo. Hace poco más de un mes sostenías que había que cambiar los instrumentos socioestadísticos para conseguir una imagen más representativa de la sociedad y reaccionar en consecuencia. Me da la sensación de que también habría que revisar determinadas definiciones, entre otras, la de clase social.
ResponderEliminarEn cualquier caso estoy de acuerdo con Tremen en el sentido de que antes incluso las personas de las clases trabajadoras solían ahorrar algo, y ahora todo el mundo está entrampado.
Y sí, Novedades, también espero que la vivienda siga bajando, pero más que por hacer que los que se estén intentando forrar para que la gente tenga acceso a una vivienda digna. Mario Moreno, Cantinflas, decía que "yo no quiero que se acaben los ricos, yo quiero que se acaben los pobres", y estoy completamente de acuerdo.
Los muy ricos no notan nada, siempre viven igual millón arriba, millón abajo. Las clases media y baja lo notarán más. Cuando poco a poco vayan terminando de cobrar el paro... Por ahora el que más y el que menos tiene unos meses por delante respaldado por el estado, pero ¿qué pasará después?
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