sábado, 28 de febrero de 2009

Remodelar el sistema federal

Mañana mismo se celebran elecciones tanto en el País vasco como en Galicia donde los sondeos auguran un resultado muy ajustado. En ambas regiones, donde el nacionalismo tiene amplia presencia, la cuestión central consiste en ver si los nacionalistas se mantienen o no en el poder.

En este sentido toda la estrategia electoral, tanto de los partidos nacionales como de los nacionalistas, ha consistido básicamente en resaltar el carácter nacionalista del partido y su preocupación por las cuestiones identitarias. Todo esto enfocado a quien traerá más competencias, quien dará más autonomía, ...

En esta dinámica, en la que vivimos desde hace 30 años, estamos viviendo una especie de desmembración competencial del Estado español en pro de los intereses nacionalistas de las regiones o para servir a los intereses de los barones regionales de los dos grandes partidos.

Esta descentralización, al amparo de la indefinición constitucional, se ha venido haciendo sin ton ni son, delegando más a donde más interesaba políticamente y menos donde no era tan necesario.

Esto ha hecho que algunas comunidades disfruten de unas competencias que otras no tienen y que al amparo de estas, cuenten con una financiación adicional que no siempre se ajusta a un criterio de proporcionalidad.

A la vez este sistema federalista se ha desequilibrado también en pro de unos supuestos derechos históricos de determinadas comunidades autónomas (Pais Vasco y Navarra) los ingresos que cada comunidad autonoma aporta no se ajustan al criterio de equidad territorial, teniendo que soportar el resto de España una carga impositiva extra frente a esos territorios.

Pero quizás el hecho más grave que este sistema federal está provocando es el fuerte descompensación en la calidad de los servicios públicos que las comunidades ofrecen. Dependiendo del territorio, se puede disfrutar de una mejor o peor educación, sanidad o infraestructuras. Servicios que muchas veces dependen propiamente de los ingresos que manejan estas y servicios que a su vez son utilizados más para servir a los intereses de barones regionales y/o partidos nacionalistas, que a cumplir los criterios de servicio ciudadano que propiamente tienen.

Asi nos encontramos en la Educación con 17 libros de historia distintos, 17 geografías, etc… y en la Sanidad por ejemplo con calendarios de vacunacion distintos, distintas operaciones financiables, etc…

Llegados a este punto planteo, al igual que lo hacen Upyd y en menor medida el Partido Popular, si no sería quizás el momento de replantearse el sistema federal y terminar de una vez su diseño de manera que determinadas competencias sean totalmente cedidas a las comunidades y otras recuperadas por el Estado. Todo ello planteado desde la óptica constructiva viendo en que aspectos hemos progresado con la federalización y en cuales hemos retrocido para reconstruir el sistema competencial.

Ser más o menos federalista no es una cuestión de ideología política. Delegar competencias sin criterio no es ser más de izquierdas lo mismo que querer mantener estas en manos del Estado central no es ser de derechas. Si queremos progresar como país, hay que remodelar el sistema competencial sin prejuicios ideológicos y teniendo en cuenta el principio fundamental de la equidad tanto a nivel personal como territorial.


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