El término deflación se define como la reducción general del nivel de precios de una economía. Ello no implica que todos los precios se reduzcan a la vez sino que la media (medida por la inflación) presente tasas negativas. La reducción de precios de una economía puede ser tan perjudicial o más que su antónimo: la inflación.
Episodios inflacionistas en la historia de la economía hemos tenido muchos (vease por ejemplo la hiperinflación alemana de 1923). Sin embargo episodios deflacionarios, siendo tan graves como los primeros, no son tan espectaculares, frecuentes, ni conocidos.
El más conocido quizás sea el japonés. La deflación japonesa empezó a comienzos de los años 90. La causa fundamental de este episodio se deriva (curiosamente) del fin de la burbuja inmobiliaria y bursátil que asoló a este país en los años 80.
Este caso (que veremos en más profundidad en otro artículo) presenta enormes similitudes con la situación actual. Tanto es así, que nos hace preguntarnos si nos dirigimos irremediablemente hacia un escenario de deflación mundial.
Cuando un país está sometido a una deflación los precios de los productos de la economía bajan. Ante esta perspectiva el consumo se retrae. ¿Por qué? Porque ante la perspectiva de bajadas de precios la gente aplaza sus decisiones de consumir. ¿Para qué comprar un televisor ahora cuando sé que dentro de un mes me lo encontraré más barato? Así pensaron millones de japoneses. Esto por si solo es nefasto por la espiral que produce. La reducción de consumo provoca que los precios de los bienes tengan que bajar más. La bajada se traslada a los costes y por tanto se despiden trabajadores elevando el paro. Estos despidos hace que se retraiga más el consumo y así sucesivamente...
La manera de parar esta espiral está en la maquina de hacer dinero. Poner más billetes en circulación hace que aumenten los precios de la economía y devuelve esta a la estabilidad de precios. Es por ello que los bancos centrales bajan los tipos de interés cuando amenaza una crisis. Cuanto más grave sea el daño en una economía más deberán bajar los tipos. Pero si el daño no se repara antes de que bajen a cero la economía entrará en una deflación permanente y estructural de la que es terriblemente difícil salir. Tal es así que Japón lleva inmersa 15 años sin que apenas haya podido salir de ella.
El mundo ha vivido una burbuja inmobiliaria en numerosos países. La subida de tipos de hace unos años y el actual periodo de bajadas recuerdan a las maniobras del Banco de Japón y la crisis bancaria actual se parece mucho a la que sufrió este país a mediados de los 90.
Cabe mencionar también la notable reducción que los precios del petróleo y alimentos han tenido en los últimos meses (caídas de hasta el 50 %). Esto no hace sino reducir la presión sobre costes eliminando la única barrera que impide la bajada de precios.
Vean las noticias cuando tratan la crisis económica. Cuando no hablan de cierres de empresas están hablando de cómo hacen estas para evitar tener que cerrar. Concesionarios que bajan los precios de sus coches, bares que rebajan sus precios para atraer clientes, grandes superficies que hacen ofertas históricas, tiendas de electrodomésticos que financian gratuitamente sus compras,… De momento son hechos puntuales, pero se está generalizando.
Todo aquello que impedía bajar los precios ha desaparecido y ahora hay que sobrevivir para atender la menguante demanda. Y solo hay dos vías:
El más conocido quizás sea el japonés. La deflación japonesa empezó a comienzos de los años 90. La causa fundamental de este episodio se deriva (curiosamente) del fin de la burbuja inmobiliaria y bursátil que asoló a este país en los años 80.
Este caso (que veremos en más profundidad en otro artículo) presenta enormes similitudes con la situación actual. Tanto es así, que nos hace preguntarnos si nos dirigimos irremediablemente hacia un escenario de deflación mundial.
Cuando un país está sometido a una deflación los precios de los productos de la economía bajan. Ante esta perspectiva el consumo se retrae. ¿Por qué? Porque ante la perspectiva de bajadas de precios la gente aplaza sus decisiones de consumir. ¿Para qué comprar un televisor ahora cuando sé que dentro de un mes me lo encontraré más barato? Así pensaron millones de japoneses. Esto por si solo es nefasto por la espiral que produce. La reducción de consumo provoca que los precios de los bienes tengan que bajar más. La bajada se traslada a los costes y por tanto se despiden trabajadores elevando el paro. Estos despidos hace que se retraiga más el consumo y así sucesivamente...
La manera de parar esta espiral está en la maquina de hacer dinero. Poner más billetes en circulación hace que aumenten los precios de la economía y devuelve esta a la estabilidad de precios. Es por ello que los bancos centrales bajan los tipos de interés cuando amenaza una crisis. Cuanto más grave sea el daño en una economía más deberán bajar los tipos. Pero si el daño no se repara antes de que bajen a cero la economía entrará en una deflación permanente y estructural de la que es terriblemente difícil salir. Tal es así que Japón lleva inmersa 15 años sin que apenas haya podido salir de ella.
El mundo ha vivido una burbuja inmobiliaria en numerosos países. La subida de tipos de hace unos años y el actual periodo de bajadas recuerdan a las maniobras del Banco de Japón y la crisis bancaria actual se parece mucho a la que sufrió este país a mediados de los 90.
Cabe mencionar también la notable reducción que los precios del petróleo y alimentos han tenido en los últimos meses (caídas de hasta el 50 %). Esto no hace sino reducir la presión sobre costes eliminando la única barrera que impide la bajada de precios.
Vean las noticias cuando tratan la crisis económica. Cuando no hablan de cierres de empresas están hablando de cómo hacen estas para evitar tener que cerrar. Concesionarios que bajan los precios de sus coches, bares que rebajan sus precios para atraer clientes, grandes superficies que hacen ofertas históricas, tiendas de electrodomésticos que financian gratuitamente sus compras,… De momento son hechos puntuales, pero se está generalizando.
Todo aquello que impedía bajar los precios ha desaparecido y ahora hay que sobrevivir para atender la menguante demanda. Y solo hay dos vías:
- Vía producción/empleo: disminuyendo la producción y despidiendo trabajadores
- Vía salarios/precios: reduciendo salarios a los empleados y bajando precios
Ambos llevan a la deflación.
Esto puede sonar extraño (más aún con una inflación al 4,5 %) pero nunca habíamos tenido tanto riesgo de deflación.
Esto puede sonar extraño (más aún con una inflación al 4,5 %) pero nunca habíamos tenido tanto riesgo de deflación.
Yo estaría de acuerdo con Abraham, pero el ejemplo de Japón está demasiado claro para no darse cuenta de que el verdadero crecimiento lo tendremos en el término medio. Porque además, tengamos las cosas claras: Si la hiperinflacción sólo la pueden soportar los que tienen ingresos altos (los ricos), la deflacción estructural impide el crecimiento, la creación de empleo, la inversión productiva, etc, y de verdad sólo pueden afrontarla bien aquellos que tengan dinero en el banco (de nuevo los ricos se ven beneficiados), sobre todo teniendo en cuenta que también provoca paro. Y el nivel de ahorro familiar en España es alarmantemente bajo.
ResponderEliminarVamos, que en ambos casos, tanto en la superinflacción como en la deflacción estructural solamente salen beneficiados los ricos. En el centro está el equilibrio.
Pienso que deflación en un país con altas tasas de inflación real (no la del Ine sino la de la calle) es un mecanismo muy sano para volver los precios a su punto de equilibrio. Que un producto que ha subido un 375% en los últimos 7 años baje de pronto un 80% no lo consideraría deflacionario.
ResponderEliminarCreo que es equivocado pensar que el consumo baja por la percepción de que los precios van a bajar, el consumo disminuye simplente por falta de dinero.
Otra cosa, ¿por qué os importa tanto si se benefician los ricos? ¿qué más da eso? El rico que gasta está haciendo circular el dinero, ojalá todos los ricos se lanzaran a gastar aprovechando las gangas.
Hola manu,
ResponderEliminaren primer lugar es inmoral desde mi punto de vista que haya ricos teniendo en cuenta la cantidad de gente que muere de hambre en el mundo cuando la pobreza es perfectamente solucionable.
En segundo lugar aun aceptando la existencia de la riqueza lo que dices no es del todo cierto. Los ricos también consumen, pero consumen proporcionalmente menos que la clase media o baja. Me explico, uno de clase baja tiene que destinar prácticamente la totalidad de su renta para sobrevivir a fin de mes. Un rico no ya que puede destinar parte de su dinero al ahorro o la especulacion.
Piensalo por un momento. Si todos fueramos de clase media se consumiría mucho más (de forma global) que distribuyendo esa misma riqueza para que haya ricos más ricos y los pobres sean mas pobres.
Haré un artículo sobre ello. Gracias manu por comentar ;)
Tremen perdona que discrepe
ResponderEliminarYa sé que la propensión marginal al consumo de los ricos es menor que la del resto de mortales. Pero no estábamos hablando del pan y la leche, imagino que en un estadio deflacionario los "ricos" se lanzarían a comprar activos a precios de saldo, pero la misma demanda presionaría otra vez el precio al alza.
Intentar acabar con ricos y pobres es muy loable pero poco realista. Sin ir más lejos ahí tienes el experimento comunista de la URSS o China, al final lo que logras es cambiar unos ricos por otros.
Lo ideal sería una sociedad estilo Luxemburgo, Mónaco o incluso Suiza, pero qué difícil es hacer eso en un país grande.
¿Cómo te va con el 20 minutos?
Estoy de acuerdo con manu en que una deflación no es mortal de necesidad, puede ser sólo un ciclo correctivo.
ResponderEliminarUn ejemplo biológico: cuando comes cada vez menos, el estómago se hace más pequeño y te entra menos comida, aunque quieras. Así que por esa regla no es sano comer cada vez menos. Pero si después de darte atracones de comida durante una semana sin descanso, te pones unos días a dieta, no creo que sea tan malo.
Otro ejemplo: Si necesito una lavadora, no retraso mi decisión de comprar una esperando que sigan bajando de precio, porque la que tengo no funciona, y no tengo tiempo de lavar a mano. Así que la única razón por la que no compro algo que necesito es porque no me alcanza el dinero.
Pero si hablamos de comprar algo que no necesito (el robot de cocina Cocinón 3000), entonces me esperaré a que el precio sea interesante.
Dicho de otra manera, la deflación puede afectar al consumo superfluo (aka consumismo). El consumo necesario sólo se verá afectado porque tu trabajo y tu salario dependen de que mucha gente consuma cosas que no necesita, y entonces a lo peor no tienes para comer. Pero con un buen sistema de protección social, esto se podría evitar, manteniendo el consumo necesario.
(Nota: incluir en consumo necesario la PS3, la tele, discos de música, ir al cine, de tapas, de botellón, etc. No incluir el todoterreno para llevar los niños al cole, comprar tres vestidos para ponerse sólo uno, Windows original, etc.)
Yo estoy con Tremen, la acumulación de riqueza en manos de unos pocos lo único que hace es acelerar los problemas. Además, Abraham, el ejemplo biológico que propones no sirve. ¿Tú sabes lo que provoca en el cuerpo unos días a dieta después de una semana de atracones? Extrapola a la sociedad y a la economía y tendrás este follón. Además, la dieta la puedes hacer sin problemas si sabes que va a tener un final, lo cuál no es este caso. Si tú no supieras cuándo tendrías que acabar la dieta acabarías mal de la cabeza.
ResponderEliminarY no sólo compras la lavadora cuando se rompe, sino que la compras también porque consume demasiado, tiene escapes, hace demasiado ruido, está que se cae a trozos, la reparación te sale ligeramente más barato que comprarte una nueva... Vamos, que no sólo cambias porque no tengas más opción, sino que cambias porque a menudo te resulta más incómodo el tenerla ahí que cambiarla por otra. A condición de tener dinero o perspectivas de tenerlo. Lo cierto es que el consumo por rotura está siempre ahí, pero no es el más común. Pero con deflación sí es posible que quieras aguantar un poco más de tiempo la incomodidad para esperar que tener que pagar un precio que puede bajar en un futuro no muy lejano, porque sólo es una incomodidad. Y más si las perspectivas te dicen que podrías quedarte sin curro precisamente en ese futuro. Por ejemplo y en mi caso, cuando necesité un nuevo ordenador para mis programas de diseño asistido por computadora (no pongo nombres) aguanté un poco más de tiempo con los programas viejos e incluso utilicé los ordenadores de familiares y amigos para poder aguantar hasta que los precios bajaron. Sencillamente no podía permitírmelo y tenía otras salidas. Y eso se da en muchos bienes de consumo que, sin ser de primera necesidad, suelen venderse con asiduidad. ¿Os habéis fijado que cuando llega la crisis los fascículos de "hágalo usted mismo" hacen su agosto?
Yo también estoy de acuerdo en que los precios se han desbocado y que es necesario controlarlos. Pero este tipo de cosas no tienen control sobre todo porque nunca ha habido intentos de controlarlos cuando se podían. Ahora sencillamente no se puede. Se ha perdido el equilibrio y tal y como se ha estructurado el sistema se va a recuperar deprisa y con violencia. Y el resultado en estos casos es tan destructivo como el que puede traer a un campo una lluvia torrencial después de una sequía. Las cosas en su momento y en su medida.
Bueno, lo que decís sobre el comportamiento del consumidor me parece más razonable, pero recordar que estamos hablando de una hipótesis muy teórica: que bajen los precios como consecuencia de una disminución de la demanda.
ResponderEliminarPara mi es un supuesto muy teórico, los precios no bajarán nunca por debajo de su coste no son tan flexibles. A nadie en sus cabales se le puede ocurrir esperar a que baje el precio de la lavadora porque son precios industriales con poco margen y no van a bajar mucho, otra cosa serían los coches, y sobre todo: la vivienda, el bien con mayor margen de caida que existe.
Si la gente no consume es por falta de financiación (endeudados hasta las orejas el Banco ahora ya no fía más). Los ricos se aprovecharán de la caída comprando más viviendas para poder alquilarlas a los pobres a la par que reciben subvenciones gubernamentales y considerables rebajas fiscales, ¡un chollo! Serán más ricos y los pobres más pobres ¡cómo en sudamérica!
Un artículo realmente interesante, pero yo sigo en lo mio, que quieres que te diga...
ResponderEliminarNo pienso pagar un precio triplicado por un bien que no se lo merece.
No voy a pagar "el chollo" de los que quisieron hacer el negocio con los pisos. Çahora que se los coman con patatas.
A mi lo que me parece muy sospechoso es el cambio tan radical de política monetaria en un mes. Antes el trichet está empecinado con la inflacion y de pronto y porrazo la crisis financiera lo cambia todo y empieza a bajar los tipos como loco. Pa mi que le ha visto las orejas al lobo de la deflación.
ResponderEliminar