La bolsa de valores es el mercado más conocido del sistema capitalista. En el se negocian todo tipo de valores de agentes del mercado. Acciones, obligaciones, participaciones, futuros, son negociados en él cada día a un precio variable fruto de la oferta y demanda que cada valor tiene en ese momento.
La bolsa es también una fuente de liquidez para estos agentes que pueden disponer en cualquier momento del dinero de sus “inversiones”. Pero la bolsa también es conocida (y más últimamente) por sus vaivenes, sus turbulencias, su volatilidad reflejo de que en ella hay algo que no acaba del todo de funcionar.
Es la esencia pura del liberalismo económico y como tal cuenta con el principal fallo del sistema: la especulación. Esta domina todo su funcionamiento. La mayoría de los agentes que intervienen en esta lo hacen con fines especulativos. Saber si va a subir o va a bajar, si debemos comprar o vender, etc.… es el principal trabajo de miles de brokers que trabajan en ella y que no se dedican más que especular en el sentido más puro de la palabra.
A tal punto ha llegado este sistema que miles de estos agentes operan cada día con perfeccionadísimos programas informáticos que prevén tendencias, calculan cuando debes comprar y cuando debes vender en función de unas resistencias personales (el precio máximo y mínimo al que comprar o vender) y las ejecutan en tiempo real.
Poco interesa la verdadera actividad de la empresa si no es para saber si su acción vale más o vale menos. Ya no interesa invertir sino especular. La bolsa ha provocado un enorme distanciamiento entre el “Inversor” y la Empresa.
La frontera entre Especulador e Inversor se ha difuminado
Antes de la globalización de los mercados, incluso antes de que existiera la bolsa las empresas necesitaban captar financiación y lo hacían mediante acciones que vendían entre personas interesadas en la actividad del empresario. Tanto era así que a menudo se vinculaban en el proceso productivo y jamás se le pasaba por la cabeza revender la acción para ganar un dinero. La acción por si misma era una fuente de dividendo, de ganancia. Y si la empresa iba mal se disolvía y el valor de esta se repartía entre sus accionistas.
El inversor buscaba también el beneficio pero con la diferencia de que se vinculaba verdaderamente en el quehacer de la empresa. Sin embargo hoy en día esto ha cambiado. Sigue habiendo inversores pero los especuladores lo han invadido todo.
¿Tiene sentido la bolsa?
La bolsa en su fundamento tiene sentido como mercado que proporciona liquidez a las acciones y financiación a las empresas. Si en un determinado momento necesitamos el dinero invertido damos una orden de venta y recuperamos el dinero que pusimos sin tener que esperar a la disolución de la empresa. Pero ahí mismo también reside su principal fallo. La bolsa proporciona una liquidez extrema. Se puede en cualquier momento comprar y en cualquier momento vender, independientemente del compromiso adquirido con la acción.
En el momento en que se proporciona esa liquidez se da alas a la especulación. ¿Que impide a alguien coger y vender una acción que compró 15 minutos antes? ¿Que compromiso tiene con una empresa una persona que metió su dinero en una empresa solo durante 15 minutos? ¿Es justo que se gane dinero a costa de una empresa si no se está comprometido con esta?
Sería entonces bueno reformarla
En la reunión del próximo 15 de noviembre, aquella en que en teoría se refundará el capitalismo, debería plantearse reformar la bolsa. Los valores deberían reflejar un precio real y no solo uno fruto de la oferta y demanda que tenga en cada momento. Hay que encontrar un sistema que vincule verdaderamente al Accionista con la Empresa. Un método que convierta Especuladores en Inversores.
Quizás sería bueno volver más iliquido este mercado. Obligar a mantener un tiempo la inversión. O quizás que el precio se calculara de otra forma, mediante el valor de la empresa. No lo sé, por desgracia no soy experto en bolsa. Pero es mi obligación denunciar como economista esta situación.
No puede ser que el mercado más importante de la economía, allá donde concurren miles de empresas para encontrar financiación, esté sometido al libre albedrío de la especulación, a la mano invisible de la codicia humana.
La bolsa es también una fuente de liquidez para estos agentes que pueden disponer en cualquier momento del dinero de sus “inversiones”. Pero la bolsa también es conocida (y más últimamente) por sus vaivenes, sus turbulencias, su volatilidad reflejo de que en ella hay algo que no acaba del todo de funcionar.
Es la esencia pura del liberalismo económico y como tal cuenta con el principal fallo del sistema: la especulación. Esta domina todo su funcionamiento. La mayoría de los agentes que intervienen en esta lo hacen con fines especulativos. Saber si va a subir o va a bajar, si debemos comprar o vender, etc.… es el principal trabajo de miles de brokers que trabajan en ella y que no se dedican más que especular en el sentido más puro de la palabra.
A tal punto ha llegado este sistema que miles de estos agentes operan cada día con perfeccionadísimos programas informáticos que prevén tendencias, calculan cuando debes comprar y cuando debes vender en función de unas resistencias personales (el precio máximo y mínimo al que comprar o vender) y las ejecutan en tiempo real.
Poco interesa la verdadera actividad de la empresa si no es para saber si su acción vale más o vale menos. Ya no interesa invertir sino especular. La bolsa ha provocado un enorme distanciamiento entre el “Inversor” y la Empresa.
La frontera entre Especulador e Inversor se ha difuminado
Antes de la globalización de los mercados, incluso antes de que existiera la bolsa las empresas necesitaban captar financiación y lo hacían mediante acciones que vendían entre personas interesadas en la actividad del empresario. Tanto era así que a menudo se vinculaban en el proceso productivo y jamás se le pasaba por la cabeza revender la acción para ganar un dinero. La acción por si misma era una fuente de dividendo, de ganancia. Y si la empresa iba mal se disolvía y el valor de esta se repartía entre sus accionistas.
El inversor buscaba también el beneficio pero con la diferencia de que se vinculaba verdaderamente en el quehacer de la empresa. Sin embargo hoy en día esto ha cambiado. Sigue habiendo inversores pero los especuladores lo han invadido todo.
¿Tiene sentido la bolsa?
La bolsa en su fundamento tiene sentido como mercado que proporciona liquidez a las acciones y financiación a las empresas. Si en un determinado momento necesitamos el dinero invertido damos una orden de venta y recuperamos el dinero que pusimos sin tener que esperar a la disolución de la empresa. Pero ahí mismo también reside su principal fallo. La bolsa proporciona una liquidez extrema. Se puede en cualquier momento comprar y en cualquier momento vender, independientemente del compromiso adquirido con la acción.
En el momento en que se proporciona esa liquidez se da alas a la especulación. ¿Que impide a alguien coger y vender una acción que compró 15 minutos antes? ¿Que compromiso tiene con una empresa una persona que metió su dinero en una empresa solo durante 15 minutos? ¿Es justo que se gane dinero a costa de una empresa si no se está comprometido con esta?
Sería entonces bueno reformarla
En la reunión del próximo 15 de noviembre, aquella en que en teoría se refundará el capitalismo, debería plantearse reformar la bolsa. Los valores deberían reflejar un precio real y no solo uno fruto de la oferta y demanda que tenga en cada momento. Hay que encontrar un sistema que vincule verdaderamente al Accionista con la Empresa. Un método que convierta Especuladores en Inversores.
Quizás sería bueno volver más iliquido este mercado. Obligar a mantener un tiempo la inversión. O quizás que el precio se calculara de otra forma, mediante el valor de la empresa. No lo sé, por desgracia no soy experto en bolsa. Pero es mi obligación denunciar como economista esta situación.
No puede ser que el mercado más importante de la economía, allá donde concurren miles de empresas para encontrar financiación, esté sometido al libre albedrío de la especulación, a la mano invisible de la codicia humana.
Plas, plas.
ResponderEliminarMagnífico artíulo! Muy bien explicado y muy conciso. Me descubro ante tí, jefe.
PD: Este el primer post en el que alguien que no sea yo utiliza lo de "Leer más". Me alegra que os sea útil.
miguel, tu mismo lo acabas de decir, si se montan expectativas errones se acaba corrigiendo. ¿Y quien se beneficia de esas fluctuaciones? En este artículo ni siquiera he entrado en hablar por ejemplo de la informacion. No existe informacion perfecta ni transparencia absoluta. Siempre hay alguien que sabe más que otro y habitualmente el que tiene más dinero tiene mejor informacion. Y de eso se aprovechan muchos especuladores.
ResponderEliminarDe esas expectativas se aprovechan los listos. Aquellos que no tienen interés alguno en el quehacer de la empresa/gobierno etc...
Lo mismo que hablo de las acciones, hablo de obligaciones, bonos, letras del tesoro y todo tipo de emisiones que buscan captar financiacion.
Vuelvo a insistir, ¿que sentido tiene que una persona pueda comprar un activo financiero para luego venderlo pocos minutos más tarde porque ha tenido una plusvalía? No tiene ningun sentido lo mismo que no tiene sentido dejar funcionar al mercado libremente porque no funciona bien.
Es lo que ha llevado a esta crisis y es lo que habría que reformar para evitar nuevos episodios especulativos aquí y en otros mercados.
Impresionante. Eres un crack. Has tratado cons encillez un asunto complejo. Volveré a leerte en el futuro. Antes de irme sólo voy a pedirte 20 segundos de tu vida para que accedas a mi blog http://www.hiperbreve.blogspot.com y leas alguna de mis pequeñas historias, voy muy bien en el certamen pero necesito el empujoncito final. Si en conciencia piensas que podría merecer tu voto, adelante. Si no, me basta con que me dejes un comentario sobre lo leído. Muchas gracias.
ResponderEliminar"¿qué sentido tiene que una persona pueda comprar un activo financiero para luego venderlo pocos minutos más tarde porque ha tenido una plusvalía?" Pues desde mi punto de vista el mismo que comprarme un reloj y después lograr venderlo a mejor precio porque se ponga de moda o el mismo sentido que tiene el comprar un cuadro de un pintor a un determinado precio y posteriormente venderlo porque me ofrezcan un precio mayor.
ResponderEliminarNo veo ningún problema, justamente además es esa libertad de mercado, esa posibilidad de comprar y vender libremente la que da sentido a la bolsa, sino se trataría de un mercado con restricciones que distorsionarían su comportamiento.
En cuanto al tema de la información supongo que recordarás una película bastante gráfica con el tema, "Wall Street". Sé que está ambientada en los EEUU pero en España también hay delitos que hacen referencia al uso de información privilegiada. Sé que es díficil encontrar a la gente que utiliza y especula con tal información, pero creo que los medios deberían ir por este camino y no por el de imponer restricciones al mercado.
Seguro que os parecerá un camino difícil, pero he de recordar que también lo era el de la protección de datos y bien que se ha puesto nuestra legislación manos a la obra para lograr regular y perseguir el tema. Por ello creo que es el camino que se debe seguir.
"Es lo que ha llevado a esta crisis y es lo que habría que reformar para evitar nuevos episodios especulativos aquí y en otros mercados". Creo que esto no es así, la bolsa no ha llevado a nadie a la crisis, la bolsa no provoca crisis sino que la padece. Lo que nos ha llevado a la crisis, y esto lo apoyan nuemorosos teóricos y la mayor parte de los economistas, es la proliferación y falta de regulación de productos derivados rebuscados y enrevesados. Estos derivados han nacido sin un sustento regulador y, en muchos casos, eran activos creados "a la ligera", sin ningún apoyo de fondo, de ahí la denominación de activos tóxicos.
"en artículos de necesidad es horrible que se cree una escasez artificiosa".Apyo esta tesis, pero creo que no es aplicable al caso de las acciones y, me animo a decir que, tampoco a la de los relojes de moda.
ResponderEliminar"Productos no muy caros de producir que el consumidor está dispuesto a pagar caro". Esto siempre va a suceder, van a haber actividades productivas que permitirán un mayor margen sobre ventas y otras que menos, ahí estará, por un lado, que el emprendedor o empresario lo vea y lo aproveche y, por otro lado, que los consumidores mantengan sus preferencias, gustos y valoraciones. Si hay falta de competencia (mono o oligo) para ello está nuestro Tribunal (creo que ahora ha pasado a llamarse Comisión pero no estoy seguro) de Defensa de la Competencia. No creo en intervenciones que distorsionen los precios, buen ejemplo tenemos ahora con el sector energético. Dicho sea de paso que esta tesis no puede ser defendida a ciegas en sectores que hagan referencia a bienes de primera necesidad.
"Y no le encuentro lógica a tu razonamiento de que las empresas crearán activos de menor valor ¿con qué objeto?" Me habré explicado mal, lo lamento y disculpo. Al ser una tasa porcentual no será lo mismo lo que tendría que pagar por comprar una acción de ACCIONA o por comprar una de IBERIA, pongo este ejemplo por ser más gráfico. Por ello tal tasa impositiva incentivaría que la inversión se dirigiese hacia activos baratos, ya que ello conllevaría menor peaje, presentado así estos un mayor movimiento de capitales que los activos de mayor precio. Esto, en definitiva, desvirtuaría el mercado y podría llevar aparejada la tendencia de que todas las empresas tenderán a reducir el nominal de sus acciones para hacerlas más competitivas en el mercado. Asimismo, si un valor presenta continuas subidas en un mismo período, este período alcista tenderá a romperse cuanto más suba y ello no por la falta de expectativas sino por la existencia de la famosa tasa porcentual.
De la bolsa se dice que su función es reflejar las expectativas del mercado, que los capitales fluyan libremente, que justamente el que haya movimiento en ellos es un buen síntoma para la economía...desde mi punto de vista, esta tasa o peaje distorsionaría y eliminaría todas estas peculiaridades del mercado bursátil.
Son mis opiniones y agradezco vuestras respuestas, opiniones y cuestiones.
Claro que es aplicable al caso de las acciones. Sobre todo cuando el valor de las acciones por la especulación no corresponde con los beneficios reales de las empresas. Si una empresa que se dedica a un sector crítico recibe un varapalo en la bolsa y sus activos se resienten porque sus activos se han desplomado por culpa de los especuladores puede haber muchos más damnificados que los directamente relacionados. Y si no, que se lo digan a los que estaban esperando a que Martinsa-Fadesa les termine sus casas por las que están hipotecados. Y en el asunto de las bolsas, busquemos las .com, que han hecho perder el dinero a muchas personas que de verdad creían en este tipo de empresas.
ResponderEliminarAdemás, ten en cuenta que si una empresa que cotiza en bolsa gana mucho dinero manteniendo unas mercancías de primera necesidad retenidas y acumuladas para venderlas en el mejor momento (o sea, especula con ellas), los beneficios de estas empresas destructivas crecerán y serán más rentables en bolsa, redundando en el daño.
Y respecto al tipo de competencia en el sector energético... bueno... lamento discrepar, porque viendo las políticas que están siguiendo parece más bien que se han puesto de acuerdo en lugar de competir libremente. Vamos, que en lugar de pelear por pezados del pastel se han puesto de acuerdo y están colaborando para hacer más grande la tarta... Evidentemente siguen compitiendo, pero tengo la sensación de que si alguno del sector sacara alguna oferta verdaderamente revolucionaria el resto de empresas del sector se le echarían a la yugular como un solo hombre. Me estoy acordando de John Nash y su política de juegos. Adam Smith decía que si cada individuo busca lo mejor para sí mismo, el grupo prospera. Nash demostró matemáticamente que lo mejor para un grupo es que cada elemento del grupo busque lo mejor para sí mismo y para su grupo, y ahora mismo es lo que las principales empresas están haciendo.
El problema es que como de costumbre se está intentando arreglar un problema desde sólo un punto de vista (si se está intentando arreglar el problema, que ésa es otra), cuando hay que cubrirlos todos: En el caso de la especulación, incrementando la presión y los castigos para que los especuladores se sientan presionados y reduciendo los beneficios que proporciona la especulación para que no haya "valientes" que decidan arriesgarse y descubran nuevos filones. Si el capitalismo es el sistema del Palo y la Zanahoria, entonces hay que regular precisamente ese palo y esa zanahoria para asegurarse de que ningún tipo de comportamiento resulte dañino para la sociedad.