La pobreza es el mal más extendido en el mundo y que afecta simultáneamente a más personas en la Tierra. Dos tercios de la población mundial sufren algún tipo de carencia y un tercio sufre extrema pobreza.
La pobreza ni siquiera se limita a las áreas tradicionalmente conocidas del “Tercer Mundo”, sino que está presente incluso en los países más ricos. El país más rico de la Tierra cuenta con índice de pobreza muy notable afectando a 1 de cada 5 estadounidenses en su versión más extrema.
Pero la pobreza entendida como la privación de las necesidades más básicas del ser humano no siempre ha existido. Sin embargo mucha gente se resigna a que este es un mal inevitable, incorregible, que siempre ha existido y siempre existirá.
Bajo esta afirmación se esconde quizá un mal aún mayor que la propia pobreza: el conformismo social. Una especie de complicidad consentida que permite que nosotros podamos vivir relativamente mejor que otros.
La pobreza no es inevitable y es perfectamente solucionable. El mantra repetido hasta la saciedad de: “siempre ha habido y siempre habrá” es absolutamente falso. De partida porque no siempre ha habido pobreza.
Es una idea ampliamente extendida que antiguamente la gente era más pobre. Falso. Antes éramos más atrasados tecnológicamente, pero tecnología no es sinónimo de mayor riqueza.
La gente no es menos pobre por poder disponer de ciertas tecnologías. La pobreza aparece en el momento en el que hay determinadas carencias. Carencias básicas tales como la nutrición o el alojamiento. En otras palabras, no se es menos pobre por poseer un reproductor mp3. Se es menos pobre cuando se puede comer de forma suficiente y se tiene un alojamiento digno.
La pobreza no es un fenómeno prehistórico. Es un fenómeno inherente al propio capitalismo. Sistema que da a unos lo que a otros quita. La clave está en las diferencias generadas.
Las sociedades precapitalistas tenían privaciones, naturalmente, pero no eran pobres al menos relativamente ya que por lo general estas sociedades auto-consumían aquello que producían y los beneficios generados (entendidos como excedentes) se repartían o se almacenaban para tiempos peores.
La pobreza se generó en el momento en que aparecieron los instrumentos del capitalismo y a medida que este se fue desarrollando, así lo hizo la pobreza.
Y que siempre habrá, eso es algo por determinar. No podemos aceptar la existencia de algo porque sí. No podemos creer en los imposibles y aunque los hubiera, no habría que resignarse. El progreso de la humanidad se ha basado en afrontar imposibles.
Con la pobreza ocurre igual. No podemos aceptarla porque creamos que es irresoluble. Ello lleva a la inacción, a no afrontar el problema y por tanto no buscar una solución. Aunque verdaderamente fuera imposible de erradicar no por ello podemos dejar de buscar medidas paliativas que reduzcan la miseria de los seres humanos. No hablamos de una cuestión económica, hablamos de una cuestión moral trascendente.
Cuesta creer que a la luz de los datos haya gente que se resigne. Quizás es esa eterna esperanza del pobre de llegar algún día a ver los lujos del rico. Esa manía de mirar hacia arriba en vez de hacia abajo que invisibiliza estos problemas. Pero es algo conocido que el sistema económico capitalista, en su versión más pura, aquella en el que el Estado no tiene ningún papel, tiende a concentrar la riqueza en una inercia irrefrenable. Quien más tiene, más puede acumular.
Y tampoco es cierta esa creencia de que este otorga igualdad de oportunidades. Aquello de que el más apto sobrevive y el más inepto cae. La mano invisible de la especulación solo ayuda al que sabe acumular, pero no al que más trabaja.
Para poder tener las mismas oportunidades hay que partir de la misma base. Y por desgracia muchos están estigmatizados desde que nacen. Un niño africano tiene escasas probabilidades de sobrevivir al primer año de vida, pero prácticamente ninguna de llegar a ser tan rico como Bill Gates.
Los recursos del planeta son suficientes todavía para poder dar una vida digna a todos sus habitantes. Incluso con una población el doble de la actual seguiría habiendo recursos suficientes.
Es cuestión de voluntad, voluntad política pero también ciudadana. No podemos aceptar sin más que haya gente que no pueda disfrutar de una vida decente, ya sea aquí o en el tercer mundo. Hay que combatirla
Y para hacerlo hay que empezar el mal nº 1 del sistema economico, la especulación y sus consecuencias. No puede ser que los bienes más necesarios estén bajo el capricho del mercado, de los deseos de unos pocos.
Combatir la especulación implica sacar del mercado aquellos bienes que son necesarios para todos, aquellos que todo ser humano necesita para vivir de forma decente. Vivienda, alimentación, vestido, calzado, sanidad o educación, medio ambiente limpio,… son algunas de las cosas que todo ser humano necesita para poder aspirar a esa teórica igualdad de oportunidades que el mercado no brinda.
Dar estos bienes supone garantizar no solo la vida misma sino la supervivencia del sistema y de la Tierra. Sin ellos el sistema colapsará una y otra vez fruto de las crisis especulativas capitalistas y sus efectos redistributivos globales.
Yo creo que más que dar los bienes lo que habría que hacer es darles los medios para obtener esos bienes.
ResponderEliminarSi les das esos bienes los "atrofias" aún más. Es necesario que tengan una condición mínima, pero tampoco todo les puede llegar gratis porque entonces en el fondo los anulas.
Es una pena y sinceramente me da mucha rabia que, a la vez que estoy yo aquí, desde el escritorio de mi casa, con mi ordenador, mi calefacción, etc. haya gente sin comida ni cobijo por el mundo. Da para pensar y sobretodo para valorar, ¿por qué yo y no ellos?
¿Cómo ayudar? ¿Qué se puede hacer? Nadie tiene una única respuesta. De hecho una vez un colega de pensamiento un poco revolucionario me dijo que, en último término, la solución era colonizar esos territorios. Sí, sí, cierra la boca que te va a entrar una mosca. De esa manera, continuó diciéndome este hombre, se garantizaría que, por lo menos, tendrían una situación similar a la nuestra.
Es un tema muy complicado pero, no estaría de más que Botín, Amancio y cia fueran más a menudo de turismo por estos países dejándose los dineros.
Muchas veces he pensado algo parecido ¿habrían salido ganando muchos países "coloniales" si se hubieran mantenido dependientes de la metrópoli? Desgraciadamente creo que muchos de estos países conocieron la independencia en el peor momento del imperialismo: El final del siglo XIX y principios del XX, cuando las metrópolis estaban en su máximo momento de arrogancia. Es evidente que algunos países han conseguido salir adelante, como por ejemplo La India, la República de SurÁfrica, o incluso los países del Magreb, pero la mayor parte de ellos se han hundido más todavía, ahogados por un imperialismo económico que no conoce de fronteras.
ResponderEliminarNo me maltinterpretéis, considero que cada nación tiene derecho a decidir su propio destino y futuro, pero me pregunto cuál sería el resultado si estando al día de hoy, con el modo de pensar de hoy, que tiene más responsabilidad cívica que hace 100 años, y la situación geopolítica del siglo XIX si existirían tantos movimientos de liberación en el mundo, tantas ganas por librarse de sus tiranos europeos.
Y como muestra un botón: Si les preguntárais a un moro de Ceuta o Melilla si les gustarían volver a Marruecos o establecerse como ciudad independiente, la mayor parte de ellos responderían que se sienten orgullosos de ser españoles. Me jugaría la mano.
Oye, por cierto, ya que quereis apoyar al pobre, al marginado...a ver si todos los que comentais aqui os animais a pasaros por mi blog y me animais un poco el cotarro.
ResponderEliminarLo que dice abraham en parte es verdad. No podemos exportar nuestro modelo de vida porque creamos que es el más adecuado. La pobreza no tiene nada que ver con carencia de tecnologias. Hay paises que presentan menos pobreza relativa en el tercer mundo (como nos gusta llamarlo) que en europa o estados unidos. En definitiva, tener más bienes materiales no implica vivir mejor. En algunos sentidos las sociedades occidentales son muy pobres. Por ejemplo espiritualmente.
ResponderEliminarVenga Miguel, ahora me paso por tu blog. Ya me va tocando hacer ronda de visitas :)