Y yo me pregunto, ¿ese es el eje de toda la política económica de nuestro país? Pues si hacemos un ejercicio de memoria histórica, todos los gobiernos han sido apabullantemente optimistas sobre la evolución futura de nuestro país. Desde el famoso España va bien de Aznar, hemos oído nuevas versiones de manos de Zapatero.
Desde luego no hay nada que objetar a ello. Es bueno ser optimista, te hace la vida más feliz. Pero cuando hay problemas de fondo, no se puede confiar en el optimismo para arreglarlo todo. Se necesita algo más.
Es cierto que las expectativas sobre la evolución futura son muy importantes a la hora de determinar la evolución de una economía. Si todos esperamos que la economía vaya bien el año que viene, posiblemente irá bien porque seremos más optimistas, gastaremos más, se producirá más, se generará más empleo, etc...
Pero utilizar la expectativa como política económica puede ser nefasto ya que puede minar la credibilidad futura del gobierno. Que nos digan que España va bien y va ir mejor, pues en principio puede ayudar a que gastemos más, pero cuando todos los indicadores van mal, decir que España va bien, pues es poco creíble y puede hacer que ya nadie se crea las previsiones gubernamentales futuras.
Además y es un error que cometen muchos gobiernos, es que no se puede dejar la economía al libre albedrío del mercado y sus expectativas. Hay que intervenir, es necesario cuando las cosas van mal, eso nadie lo duda, pero también cuando van bien.
Se debe frenar la euforia tanto como el pesimismo y ese es el gran error que han cometido nuestros gobiernos. No frenaron la euforia cuando se formó la burbuja y ahora que ha explotado dificilmente pueden atajar el pesimismo reinante.
Ahora todo el mundo se ha montado en la burra del "España va mal e irá a peor" y dificilmente consiga el gobierno que la gente se crea sus pronósticos por muy razonables que puedan ser. Zapatero puede que tenga razón, pero por desgracia ya nadie le cree.
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