¡Cuántas veces nos habrán dicho nuestros mayores esta frase! Siempre afirmando que su época era más dura, que tuvieron que ganarse el pan con el sudor de la frente y el esfuerzo de sus manos. Que ellos tenían que trabajarse las cosas y que a nosotros nos lo dan todo hecho.
¡Qué acertados y equivocados estaban al mismo tiempo!
No voy a pretender decir que la nuestra es una época más difícil que la suya. Nuestros abuelos pasaron una guerra civil, y nuestros padres una transición. Sus sueldos eran muy bajos y solo daban para satisfacer sus necesidades básicas. Vivían a hora y media o dos horas del trabajo y el coche era un bien muy caro. Recuerdo que los primeros años de mi vida teníamos una televisión en blanco y negro, y apenas daba el dinero para comer...
Por el contrario a nosotros nos ha tocado vivir una época de bonanza, donde tenemos acceso a muchas cosas que nuestros padres no tuvieron: educación y sanidad gratuitos, etc. Vivimos una revolución tecnológica que nos permite adquirir televisores, ordenadores, móviles, dvds, y toda suerte de electrodomésticos a precios asequibles. Nos podemos ir de viaje al extranjero, salimos al cine, al teatro o de copas con los amigos. Si queremos podemos comprarnos un coche sin pestañear demasiado. Podemos tenerlo todo.
¿Todo? No, todo no, no podemos tener nuestra propia casa. Irónico, ¿verdad?
Claro, dicen los mayores, es que los jóvenes no sabéis ahorrar, no sabéis economizar, por eso no os podéis meter en la compra de una vivienda. Además, ¿por qué os querríais ir si tenéis pensión completa en la casa de vuestros padres? En realidad lo que tenéis es mucha cara.
Puede ser cierto, puede que no sepamos ahorrar y que estemos cómodos viviendo con nuestros padres. Pero no siempre es agradable la convivencia. Y respecto a ahorrar... Mucho tienes que ganar, y poco tendrías que gastar, para poder tener posibilidades reales de adquirir una vivienda. Amén de un trabajo estable, cosa que hoy en día es muy difícil conseguir. Un sueldo no da para pagar una hipoteca y comer al mismo tiempo. Idénticos resultados tendríamos con alquilar una vivienda. Incluso peores si tenemos en cuenta lo desprotegidos que estamos y lo caros que son dichos alquileres.
Tenemos acceso a lujos que nuestros padres no tenían y nos envidian ahora. Pero nosotros les envidiamos lo que para ellos era un hecho y para nosotros un lujo difícilmente alcanzable: El acceso a una vivienda. Ellos pudieron comprarse casa, nosotros no.
Puede que digan: nosotros también tuvimos que ahorrar mucho y pedir una hipoteca. Pero sus hipotecas iban de diez a veinte años como mucho. Las nuestras son de cuarenta o cincuenta años. Puede que en un futuro más.
Y aunque me equivocara incluso con esto, hay un hecho innegable que nos muestra que entonces era más fácil independizarse que ahora: las amas de casa. Cuando éramos pequeños el modelo familiar estándar estaba compuesto por un padre que traía el sueldo a casa y una madre que se dedicaba al cuidado del hogar y a criar niños. Y aunque sin lujos, teníamos un techo sobre nuestras cabezas y suficiente para comer.
Hoy en día ser amo/a de casa, es un lujo que muy pocos se pueden permitir. Es una locura pensar que con un solo sueldo se puede emular un modelo familiar como éste, si hay que pagar unas hipotecas o unos alquileres tan caros. Los dos miembros de la pareja tienen que trabajar si quieren comer y mantener la casa al mismo tiempo. Habría que tener una categoría de gerente o similar, para poder pensar en este modelo familiar hoy en día, y que conste que digo pensar.
No, no lo tenemos más fácil.
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